Tres Nuevos Santos para América: Vidas que Desafiaron la Muerte y Tocaron el Cielo
- Canal Vida
- 14 jun
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Historias de fe, dolor y milagros conmueven a América. León XIV anunció la canonización de María Troncatti, José Gregorio Hernández y Carmen Rendiles. Santos de carne y hueso que desafiaron al mundo con amor y entrega total.

Fieles de todo el continente se preparan para un hecho histórico: el 19 de octubre, León XIV canonizará a tres figuras que marcaron a fuego la espiritualidad de América Latina. Con historias completamente distintas, pero unidas por la entrega radical a Cristo y al servicio de los más necesitados, serán elevados a los altares: el "médico de los pobres" José Gregorio Hernández Cisneros, la madre fundadora María del Monte Carmelo (Carmen Rendiles Martínez) y la intrépida misionera salesiana María Troncatti.

EL SANTO DE LAS BATAS BLANCAS
Nacido en Isnotú, Venezuela, en 1864, José Gregorio Hernández Cisneros fue médico, científico, profesor universitario y terciario franciscano. Pero el pueblo lo llamó como él verdaderamente era: "médico de los pobres".

Atendía gratis a los más necesitados, les daba medicamentos, comida, consuelo y, sobre todo, fe. En 1919 murió trágicamente atropellado cuando se dirigía a auxiliar a un enfermo.
Su intercesión fue reconocida por un milagro asombroso: la sanación de una niña herida gravemente de bala en la cabeza, que recobró la conciencia y la salud contra todo pronóstico médico.
El mundo lo celebra como intercesor de los enfermos y protector de los trabajadores de la salud. Su figura ya está presente en hospitales, capillas y hogares de toda América.

UNA MUJER SIN BRAZO, QUE ABRAZÓ AL MUNDO
Nacida sin el brazo izquierdo en Caracas en 1903, Carmen Elena Rendiles Martínez demostró desde joven una voluntad sobrenatural. Fundadora de la Congregación de las Siervas de Jesús, dedicó su vida a la Adoración Eucarística, al acompañamiento de los sacerdotes y a la atención de los más humildes.

Su beatificación llegó gracias a la curación milagrosa del brazo paralizado de una médica que sufrió una descarga eléctrica. Y su canonización, por otro prodigio inexplicable: la sanación completa y estable de una mujer en estado vegetativo, tras invocarla con fe y tocar su imagen.
Madre Carmen enseña que la santidad no está en lo extraordinario, sino en amar hasta el final.

MADRECITA DE LA SELVA
Nacida en 1883 en el norte de Italia, la vida de María Troncatti cambió tras prometerle a la Virgen que sería misionera si sobrevivía a una inundación. Y así fue.

En 1922 partió al corazón de la selva ecuatoriana. Allí pasó 44 años con los indígenas Shuar, viviendo como una de ellos: fue enfermera, cirujana, anestesista, dentista y catequista. Se le atribuyen milagros de curación impactantes, como la recuperación total de un hombre con el cráneo fracturado y materia cerebral expuesta.
La llamaban "Madrecita". Enseñó el Evangelio sin imponerlo, acompañó nacimientos, muertes y amores, y ayudó a cientos de familias a descubrir la dignidad del matrimonio cristiano.
Falleció en 1969 en un accidente aéreo, pero su legado vive en la selva ecuatoriana.

UN SIGNO PROFÉTICO
León XIV decidió canonizar a los tres juntos, con otros cuatro beatos, como "signo de la esperanza que brota de las periferias". Son modelos para una Iglesia en salida, para los que aman sin medida, sirven en silencio y creen en el poder de Dios incluso en medio del dolor.
El 19 de octubre, América entera mirará al cielo. Y el cielo responderá con tres nombres grabados en fuego: Carmen, María y José Gregorio.
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