Las Llagas que Sanan: La Medicina del Cielo que Brota del Dolor de Cristo
- Canal Vida
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En las heridas de Cristo se esconde la medicina que no prescribe ningún médico: amor, perdón y milagros. Desde hace siglos, santos y fieles descubren en las llagas de Jesús el poder de sanar cuerpo y alma. ¿Te animás a conocerlo?

Hay heridas que matan… y hay heridas que salvan. Las de Jesús son de las segundas. En cada gota de su sangre, en cada marca de clavo, se esconde —según los místicos y los santos— una medicina celestial capaz de curar el cuerpo, el alma y la mente.
El libro “Medicina en las Llagas de Jesús” (Editorial Mater, 2010), de Alejandra Palazzo y la médica Adriana Vives, rescata esa verdad olvidada: las llagas del Crucificado son un hospital abierto al sufrimiento humano. No se trata de poesía, sino de una experiencia concreta: quien reza, quien se abandona a esa Pasión viva, encuentra alivio donde la ciencia no llega.

Cada llaga tiene un poder específico: la del costado sana los corazones rotos; las de las manos reparan las malas obras; las de los pies enderezan el camino perdido; la del hombro consuela a quienes cargan culpas imposibles. Y la Sangre —esa que el Evangelio dice “derramada por todos”— se vuelve antídoto contra toda enfermedad física o espiritual.
Los santos lo sabían. Santa Gertrudis la consideraba “la fuente de los milagros del alma”; el Padre Pío decía que “en ellas se aprende a amar sufriendo”; y María Marta Chambon reveló que Jesús mismo le prometió consuelo para los enfermos a través del Rosario de las Santas Llagas, una devoción que hoy se reza en todo el mundo.

Cada cuenta del rosario es una súplica ardiente: “Jesús mío, perdón y misericordia por los méritos de tus santas llagas”. Y cada repetición —afirman las autoras— actúa como un bisturí de luz, que corta el miedo, sana el alma y transforma el dolor en redención.
🌹 El libro recuerda que no hay herida inútil si se deposita en las manos traspasadas del Salvador. Allí donde el dolor humano se encuentra con el dolor divino, nace el milagro de la sanación verdadera.
Porque la cruz no fue el fin de una vida… fue el comienzo de toda medicina. Las llagas de Jesús son el hospital eterno donde se cura lo imposible.





