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La Devota que Conquistó la Paz: María Corina Machado, el Rosario que Venció al Miedo

  • Foto del escritor: Canal Vida
    Canal Vida
  • 10 oct
  • 3 Min. de lectura
María Corina Machado, líder venezolana y devota de la Virgen, acaba de recibir el Premio Nobel de la Paz. Su victoria no es solo política: es espiritual. Entre rezos y persecución, convirtió el rosario en bandera y la fe en resistencia.
Corina Machado
Corina Machado y una imagen que habla de su fe: varios rosarios decoran su pecho.

El mundo la celebra como líder política, pero en su corazón siempre reinó una Reina distinta: la Virgen María. María Corina Machado, la opositora venezolana que desafió la dictadura y se mantuvo fiel a su conciencia, acaba de ser galardonada con el Premio Nobel de la Paz 2025. Sin embargo, detrás del reconocimiento internacional hay una historia mucho más profunda: la de una mujer que jamás soltó su rosario.


El Premio Nobel de la Paz, instituido en 1901 por el inventor Alfred Nobel, se otorga cada año a quienes luchan por la justicia, la reconciliación y la dignidad humana. En Machado, el jurado vio el símbolo de una nación que resiste sin armas, con fe. En ella, el mundo vio a una mujer que no se arrodilló ante el poder, sino ante la Madre de Dios.


Durante los días más oscuros de Venezuela, cuando las calles ardían y los templos se llenaban de oraciones silenciosas, María Corina caminaba con una camándula al pecho, invocando a la Virgen del Valle y a la Virgen de Coromoto. “No solo es una lucha política —dijo una vez—, es una lucha espiritual entre la luz y las tinieblas”.

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EL ROSARIO COMO ESCUDO

En cada aparición pública, en cada mensaje al pueblo, la acompañaba su rosario. Cuando fue inhabilitada como candidata en 2024, cuando los suyos fueron perseguidos, ella no respondió con odio, sino con oración. En las redes sociales, durante la Solemnidad de la Natividad de María, escribió: “Una madre siempre está con sus hijos. Nos da fortaleza en nuestras caídas”.


El gesto no pasó desapercibido. Muchos venezolanos comenzaron a llamarla “la mujer del rosario”, y su testimonio trascendió la política. En un país donde el dolor parece no tener fin, Machado se convirtió en una voz que recuerda que la fe también es resistencia.



UNA MADRE BAJO EL MANTO DE LA VIRGEN

Madre de tres hijos —Ana Corina, Ricardo y Henrique—, dijo que su plegaria más constante es “que todos los hijos del exilio vuelvan a casa”. Su devoción mariana no es simple piedad: es la fuerza que sostiene su esperanza. Para ella, la libertad y la paz no nacen del poder, sino del amor que viene de Dios.

Pedro Kriskovich
UN NOBEL CON AROMA A FE

El jurado de Oslo reconoció su compromiso por la libertad, pero también su capacidad de inspirar una revolución espiritual. Porque mientras el mundo habla de política, ella habla de Providencia. Mientras otros empuñan consignas, ella levanta un rosario.


Hoy, al recibir el Nobel de la Paz, María Corina Machado vuelve a mirar al cielo. No lo hace en triunfo, sino en gratitud. Su mensaje es claro: “Nuestra lucha es la del bien, la de la verdad y la de la paz. Vamos de la mano de Dios y bajo el manto de María”.


Y así, una mujer marcada por la fe y la persecución se convierte en símbolo de esperanza para un continente entero. Su premio no es solo por lo que hizo, sino por la forma en que lo hizo: de rodillas, rezando.



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