Juanse: del “vicio” del rock a la luz de Cristo
- Canal Vida

- 27 sept
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El rey del rock barrial cayó de rodillas y volvió a nacer. Juanse, líder de los Ratones Paranoicos, cuenta su conversión católica, la bendición del Papa y la gira que mezcla riffs, rosarios y milagros íntimos.

Durante décadas, Juan Sebastián Gutiérrez —conocido en todo el continente como Juanse, líder de Los Ratones Paranoicos— encarnó lo más extremo del rock argentino. Escenarios desbordados, excesos sin medida, declaraciones escandalosas y un estilo de vida que parecía condenado a devorarlo. Él mismo lo reconoció alguna vez con brutal honestidad: “Consumí una cancha entera de cocaína”. Y el público lo celebraba, como si ese descontrol fuera parte indisoluble del rock and roll.
Pero algo sucedió. Algo que el propio Juanse hoy llama, con sencillez y dramatismo, su conversión. No fue un cambio de look ni un giro pasajero de moda. Fue un terremoto espiritual. En un living de Belgrano, frente a un crucifijo y un mármol con vetas que parecían dibujar el rostro de Cristo, Juanse cayó de rodillas y lloró.
Allí empezó la resurrección de un hombre que pasó de cantar al “vicio” a proclamar que “el rock and roll es mi evangelio”.
EL ENCUENTRO CON CRISTO
Juanse describe su experiencia con palabras que recuerdan a san Agustín: impotencia, lágrimas y una súplica desesperada por un sentido. “Dios salió a mi encuentro. No fui yo quien lo buscó, fue Él quien vino a buscarme”, confiesa.
Desde entonces, nada volvió a ser igual. Dejó de fumar y de beber de un día para otro, no por esfuerzo propio, sino porque —según afirma— su sistema nervioso quedó “remapeado” por la gracia de Dios. Las malas palabras desaparecieron de su boca y la oración se convirtió en su aire cotidiano. “No quiero perder un segundo sin estar en contacto con Cristo”, repite.
Hoy Juanse lleva en su mano un anillo de san Benito y en su corazón un fuego que lo empuja a hablar sin vergüenza de lo que muchos callan: la necesidad de poner a Jesús en el centro.

EL ROCKERO QUE SE ARRODILLA ANTE EL PAPA
En 2019, el documental Juan Sebastián de Diego Levy mostró lo impensado: al ídolo de los Ratones Paranoicos rezando, asistiendo a misa y hasta viajando a Roma para ver al Papa Francisco. Las cámaras lo registraron en éxtasis en la Plaza San Pedro, como un niño frente a un parque de diversiones, pero esta vez el atractivo no eran los monumentos, sino el sucesor de Pedro.
En su último encuentro privado con Francisco, Juanse solo pudo balbucear: “Padre Jorge, ¿me podés dar la bendición?”. El Papa impuso sus manos sobre su cabeza, y el rockero salió del Vaticano flotando “a quince centímetros del piso”.
LA FE QUE TRANSFORMÓ SU MÚSICA
La conversión no lo apartó de los escenarios. Juanse sigue tocando “El rock del gato” y “Para siempre”, pero ahora confiesa que cada acorde lo vive como un acto de oración. Estudia Teología, cita a Hans Urs von Balthasar y Romano Guardini en entrevistas, y asegura que lavar un plato con amor puede ser tan divino como tocar en un estadio.
En cada octubre, ofrece conciertos en parroquias, como la de la Virgen del Rosario en Avellaneda. Y cuando le preguntan si sigue siendo un clásico del rock, responde con humildad: “Yo soy de catálogo. Lo importante es que ahora canto para Dios”.

UNA RESURRECCIÓN PÚBLICA
Juanse sabe que muchos lo ridiculizan, que otros lo llaman exagerado o fanático. Pero él no se esconde. En televisión, en entrevistas y en los shows, siempre lleva su cruz colgando y aprovecha para dar testimonio. “Yo no creo en Dios. Yo le creo a Dios”, repite como un mantra que descoloca a periodistas y fans.
Incluso su amistad con Luis Alberto Spinetta estuvo atravesada por la fe: en sus últimos días, Juanse le llevaba agua bendita a su casa. “Era como un hermano mayor. Yo iba a misa todos los días para pedir por su sanación”, confiesa.
MARÍA, EL REFUGIO DEL ROCKERO
En sus reflexiones aparece siempre la Virgen. Juanse dice que María transforma nuestras oraciones mal hechas en canto y poesía. Que sin ella, los músicos como él no podrían sostenerse en medio de la tormenta. Por eso, en cada escenario, en cada misa, la invoca como madre y estrella que guía.

GIRA DE FE Y ROCK
Hoy, con más de 40 años de carrera, Juanse recorre Argentina y países limítrofes con un tour que combina clásicos del rock con una vida marcada por la oración. Ya no busca estadios llenos, aunque los tenga. Lo mueve otra urgencia: mostrar que hasta en el corazón del rock más oscuro puede irrumpir la luz de Cristo.
UN TESTIGO INESPERADO
En tiempos donde la cultura del descarte arrasa con familias y jóvenes, el testimonio de Juanse suena a milagro contemporáneo. Un ícono del descontrol que se arrodilla frente a Cristo. Un hombre que conoció el abismo de la fama y ahora canta para el Cielo.
“Mi vida fue una resurrección”, dice sin titubear. Y quizá esa sea la mejor definición: Juanse, el rockero que venció al vicio y volvió a nacer en la fe católica.









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