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EL DULCE QUE TIENE FORMA DE PAPA… Y SABOR A ESPERANZA

  • Foto del escritor: Canal Vida
    Canal Vida
  • 16 jun
  • 2 Min. de lectura
En Perú, un helado con el rostro de León XIV no solo se convirtió en el postre del año, sino también en la chispa de un movimiento que busca transformar vidas. Conocé cómo una paleta puede cambiar el destino de cientos de niños.
León XIV
 La “Papaleta” es un helado de chocolate blanco creado por la empresa Mr. Paleta en honor a León XIV. Cada unidad vendida destina el 20% de su valor a un proyecto educativo para niños vulnerables en Chiclayo. (Fotografía: Instagram / mrpaletaperu)

Cuando Robert Prevost fue elegido como el nuevo líder de la Iglesia, el mundo celebró la llegada de un pontífice norteamericano, agustino y con alma peruana. Pero fue en Chiclayo, ciudad del norte del Perú donde vivió durante años como misionero, donde esa emoción se convirtió en un gesto tan delicioso como inesperado: la creación de la Papaleta.


La empresa local Mr. Paleta lanzó un helado solidario con la forma del rostro del Papa, elaborado en chocolate blanco y presentado como “un producto que endulza y educa”. Pero esta no es una simple edición especial, tiene una causa por el prójimo.







EL SABOR DE LA SOLIDARIDAD

El 20% de cada Papaleta (helado) vendida será destinado a la creación de un espacio educativo en la parroquia San Juan Apóstol, en el distrito de José Leonardo Ortiz. Allí, en el corazón del sector vulnerable de Santa Ana, se levantará una biblioteca infantil con reforzamiento escolar, juegos y animación lectora para niños que nunca tuvieron acceso a libros ni a una merienda digna.


“No es solo una paleta. Es una llave al conocimiento”, afirmó el padre Elmer Uchofen, responsable de la parroquia que llevará adelante el proyecto.




EL HELADO QUE LLEGÓ HASTA EL VATICANO

La "Papaleta" no solo generó sonrisas en las calles de Chiclayo. Desde el Vaticano, el gesto fue elogiado como un ejemplo de creatividad al servicio del Evangelio. Vatican News dedicó un artículo a destacar esta "dulce iniciativa" que une identidad, fe y transformación social.


La meta de esta propuesta es vender 10.000 unidades. El entusiasmo crece: cada Papaleta viene en una caja blanca con la mitra del Papa grabada y su nombre en letras doradas. Un producto que, además de sabroso, se convirtió en objeto de colección.

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UN MODELO QUE SE MULTIPLICA

El impacto de esta helada idea ya se replica en otros frentes: desde la reactivación de la planta de oxígeno de Mochumí —construida por el entonces obispo Prevost en plena pandemia—, hasta la apertura de una incubadora para emprendedores locales, comedores parroquiales y campañas ambientales en Chiclayo.


“La Papaleta es solo el comienzo”, señaló Nayib Hende, gerente de Mr. Paleta. “Es nuestra forma de decirle al Papa León XIV: gracias por seguir estando con nosotros”, señaló.


Esperan que esta idea se repita en otros países, porque a veces, un postre es más que un gusto: puede ser una revolución.



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