El Actor de “La Casa de Papel” que Cayó de Rodillas… y Dios Le Rescató del Laberinto
- Canal Vida
- 3 jul
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Jaime Lorente, famoso por interpretar a Denver en La Casa de Papel, revela cómo su vida cambió radicalmente cuando volvió a abrazar el catolicismo que había abandonado de joven. “La fe me tocó el corazón y me salvó”, asegura.

Lo vimos gritar, amar, llorar y disparar en la serie que conquistó al mundo. Jaime Lorente se volvió un rostro internacional gracias a La Casa de Papel. Pero tras bambalinas, el actor español vivía su propia batalla: una lucha silenciosa con su alma, una caída a lo más profundo y una resurrección inesperada. Su historia parece sacada de un guion divino.
LA OVEJA PERDIDA
Criado en una familia del Camino Neocatecumenal, Lorente conocía desde pequeño la Biblia, las oraciones y la vida en comunidad. Pero a los 14 años decidió alejarse de todo. “No encajaba, me sentía limitado”, confesó en una entrevista concedida al programa de streaming "El Cafetal". Y así comenzó lo que él llama su “tiempo de desierto”: años sin fe, con una libertad mal entendida y heridas internas que fue acumulando en silencio.
“La fe no es intangible. Te cambia el corazón. La podés palpar.” (Jaime Lorente)
La fama llegó como un vendaval. Reconocimiento, contratos, luces, eventos… pero también vacío, egocentrismo y decisiones que no lo representaban. “Me fui metiendo en un laberinto. Para abajo, para abajo…”, relató. No se reconocía. No se perdonaba. Vivía atrapado en su personaje público, pero con el corazón roto.

REDENCIÓN
Hasta que un día, en medio de esa tormenta interna, hizo lo único que le quedaba: se arrodilló. “Fue ahí donde todo cambió”, dijo. Volvió a escuchar la voz de su madre: “El Espíritu Santo puede lograr cosas que no te creerías”. Y lo creyó. Sintió que algo lo tocó. “La fe no es intangible. Te cambia el corazón. La podés palpar”, afirmó.
“La fe te hace tratarte mejor. Te hace tratar mejor a tus hijos, a tu mujer, a tus padres. Me hace ser mejor.” (Jaime Lorente)
Desde ese instante, cada día se volvió una oportunidad para volver a Dios. Se reconectó con la Biblia, con la oración diaria, con su historia familiar. No como una obligación, sino como un descanso, una certeza, una brújula. “No hay ni una mínima duda. Sabés que sí. Es una certeza brutal”, afirmó con los ojos brillantes.

NOCHES OSCURAS PARA LLEGAR A DIOS
Lorente también fue honesto sobre su lucha interior. Admitió que hizo cosas que hoy le duelen. Que se perdió a sí mismo. Que necesitó terapia, humildad y mucha gracia. Pero también dijo algo que impactó a todos: “No conozco a nadie tocado por Dios que no haya pasado por el desierto”.
Y en ese camino, su familia fue clave. Ver gestos de amor entre sus seres queridos –nacidos de la fe– fue revelador. “Ese gesto vino de un convencimiento de que, a través de Jesús, se puede vivir mejor”. La fe, dice, fue la base que reconstruyó los vínculos rotos. “Te hace tratarte mejor. Te hace tratar mejor a tus hijos, a tu mujer, a tus padres. Me hace ser mejor”, destacó.

LA IMPORTANCIA DE LA PAREJA PARA EL CAMBIO
Jaime también reconoció el papel clave de su esposa, aunque ella no sea creyente. “Me falta vida para agradecerle todo. Ella me sostuvo, me mostró un amor que es un verdadero regalo de Dios”, manifestó.
Hoy, su vida no es perfecta. Y lo sabe. Pero aprendió a actuar de manera perfecta, aunque sea en pequeños gestos. “Desde cómo saludo al que tengo al lado, cómo abrazo a mis hijos… eso también es fe. Esa es mi oración”, señaló.
En un mundo donde las estrellas muchas veces caen en el culto al ego, Jaime Lorente eligió otro camino: el de la cruz, la humildad y el amor real. El actor que robaba billetes en la ficción ahora se deja robar el corazón por Dios. Y no quiere recuperarlo.
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