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Los Errores que Dios No Tolera al Rezar… y el Secreto que Puede Cambiar tu Vida Hoy

  • Foto del escritor: Canal Vida
    Canal Vida
  • hace 48 minutos
  • 3 Min. de lectura
La Iglesia advierte que millones de católicos creen que rezan… pero en realidad están desconectados de Dios. Estos errores silenciosos están apagando la fe en todo el continente. Descubrí qué NO hacer al rezar… y cómo recuperar el fuego espiritual hoy.
Oración
Rezar no es repasar de memoria oraciones. Es tomarse un tiempo, como cuando visita a un amigo. Es contemplar, y hablarle a Dios con el corazón.

En un mundo que corre, grita y consume hasta el silencio, millones de católicos siguen convencidos de que rezan… pero en realidad no están hablando con Dios. San Josemaría Escrivá lo resumió con una frase que aún retumba como un disparo espiritual: “Un cristiano sin oración es como un soldado sin armas”.  Y hoy, entre pantallas, ruido y corazones distraídos, muchos están yendo a la batalla desarmados.


La Iglesia, viendo cómo la fe se marchita en una generación que reza sin alma, lanzó un grito urgente: hay hábitos que matan la oración… y otros que la resucitan.


Esta es la radiografía brutal que todo católico necesita leer.

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❌ PRIMER ERROR: Rezar corriendo, sin ofrecer el día

Hay quienes se despiertan con el celular, con los problemas, con la urgencia. Pero no con Dios. Ese es el primer fracaso. El demonio no necesita tentarte para pecar: le basta con que empieces el día sin Dios.


✔️ Qué sí hay que hacer

Oración de la mañana. Ofrecer el día. Poner el nombre de Jesús en las primeras palabras que salen de la boca. Puede ser una oración simple o las Laudes, pero debe ser intencional. Es el escudo. El blindaje. El ancla.

Oración
Siempre hay que comenzar el día saludando a Dios con la oración.

❌ SEGUNDO ERROR: Vivir sin alimento espiritual

Muchos rezan cinco minutos al día y creen que eso basta. Pero nadie sobrevive con cinco minutos de comida.


✔️ Qué sí hay que hacer

Lectura espiritual diaria. Evangelios, Liturgia, homilías, vidas de santos. Quince minutos que cambian la mente y el corazón. Sin esto, la fe se seca. Con esto, florece.

Pedro Kriskovich

❌ TERCER ERROR: Rezar como robots

Hay quienes recitan oraciones como quien recita una lista del supermercado. Rápido. Mecánico. Frío. ¿De verdad creemos que Dios, que creó galaxias, desea escuchar oraciones sin alma?


✔️ Qué sí hay que hacer

Oración mental. Santa Teresa lo dijo sin anestesia: “La oración no consiste en hablar mucho, sino en amar mucho”.

Hablarle a Dios como al mejor amigo: con verdad, con dolor, con gratitud. Mostrarle la vida entera, no solo dos frases aprendidas de memoria.


Oración
Rezar no es repetir palabras de memoria, es orar con el corazón puesto en Dios.

❌ CUARTO ERROR: Olvidar a la Madre

Los cristianos que no rezan el Rosario viven una fe amputada. María no es un adorno. No es un complemento. Es la madre que Cristo nos entregó al borde de la muerte. Quien camina sin ella, camina solo.


✔️ Qué sí hay que hacer

El Rosario diario. No como obligación, sino como un arma. Ella es el camino corto, seguro y eficaz para llegar a Dios. Rezar con ella es dejar que María arregle lo que nosotros rompemos.


Oración
Nunca debemos olvidar de quien es el puente con su Hijo, con Dios. A Ella debemos elevar nuestras oraciones para interceda.

❌ QUINTO ERROR: Dormir sin pedir perdón

Muchos se van a la cama como si su alma fuera eterna por obligación. Pero hay heridas, pecados y omisiones que dejamos crecer porque nunca los miramos de frente.


✔️ Qué sí hay que hacer

Examen de conciencia antes de dormir. Mirar el día. Reconocer lo malo. Pedir perdón. Dios siempre perdona. Los que nos cansamos somos nosotros.


Oración
Así como iniciamos nuestro día con Dios, también debemos terminarlo agradeciéndole a Él.

UN ÚLTIMO AVISO CELESTIAL

La Iglesia lo dice sin rodeos: quien no reza, no resiste. Quien no habla con Dios, termina hablando solo con el mundo… y el mundo siempre grita más fuerte que la gracia.


Pero quien reza bien, con el corazón, con disciplina y con humildad, enciende una potencia espiritual que ningún infierno puede apagar.


Porque la oración no es un acto: es una batalla. Y Dios te quiere armado.





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