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León XIV Proclama Paz y Unidad Antes de Aterrizar en Turquía

  • Foto del escritor: Canal Vida
    Canal Vida
  • hace 45 minutos
  • 4 Min. de lectura
En pleno vuelo rumbo a Turquía, el Papa lanzó un mensaje que estremeció al mundo: paz, unidad y hermandad en tiempos de odio y división. Su viaje promete convertirse en el gesto espiritual más fuerte del siglo.
León XIV
León XIV realiza una conferencia de prensa previo a su arribo a Turquía, el primer destino del viaje apostólico que lleva a cabo del 27 de noviembre al 2 de diciembre y que también lo depositará en Líbano. (Fotografía: Vatican Media)

En el cielo del Mediterráneo, a más de diez mil metros de altura, León XIV pronunció las palabras que están sacudiendo al mundo entero. Todavía no había tocado tierra en Turquía —el primer destino de su primer viaje apostólico que se extenderá hasta el 2 de diciembre y donde también estará en Líbano— y ya había dejado claro que este no era un viaje cualquiera. Y menos aún, un mensaje más entre tantos.


Este, dijo con voz firme y emoción contenida, es un llamado universal a la paz. Un mensaje que no solo atraviesa fronteras y credos, sino que se clava directamente en el corazón de una humanidad desgarrada por guerras, fanatismos y heridas que parecen no dejar de sangrar.


«Este viaje tiene un significado de unidad… y es, sobre todo, un anuncio urgente de paz para el mundo entero», declaró desde el pasillo estrecho del Airbus 320neo, transformado por segundos en el púlpito más alto de la Tierra.







UN PAPA CON VOZ DE HERMANO, NO DE JEFE

Habló a los 81 periodistas a bordo con una serenidad que desmentía la tensión de los tiempos. Su sonrisa era clara, pero sus ojos —humildes, atentos— dejaban ver el peso de la misión.


Era su primera vez viajando como Papa. Primera vez en Turquía. Primera vez en el Líbano. Primera vez ante un Oriente Medio herido donde cada palabra puede encender o apagar un incendio.


Pero no habló como un diplomático. No habló como un jefe de Estado. Habló como un hermano. «Más allá de las diferencias, más allá de las religiones, todos somos hermanos y hermanas», dijo, repitiendo la palabra “hermanos” con una convicción casi sobrenatural.


Y en un mundo donde reina la división, sonar así es escandaloso. Es radical. Es profético.

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UN VIAJE PARA UNIR PEDAZOS ROTOS DEL CIRSTIANISMO

El destino inmediato del Papa es Iznik, la antigua Nicea, donde hace 1.700 años nació el Credo que millones de cristianos recitan a diario. León XIV lo recordó a bordo: «Es un viaje de unidad. Celebramos los 1700 años del Concilio de Nicea, el fundamento de nuestra fe y el símbolo de nuestra comunión».


No lo dijo al pasar.Lo dijo con la firmeza de quien sabe que Nicea no es historia antigua… sino una herida abierta.


El primer Papa estadounidense, formado entre agustinos, sabe que las divisiones internas desgarran el cristianismo desde hace siglos. Y sabe que Turquía —tierra donde la fe se definió y donde hoy solo queda un pequeño rebaño— es el escenario perfecto para que el mundo escuche su grito.


Unidad o ruina. Paz o muerte. Ese es el mensaje.



DEL CIELO A LÍBANO: UN PUENTE ENTRE FUEGOS

A partir del 30 de noviembre, EL sNATO pADRE descenderá a la tierra más herida del Mediterráneo: el Líbano. Un país donde la pobreza, la explosión del puerto, las guerras y la desesperanza conviven a diario.

El Papa lo sabe. Y por eso dijo en el vuelo: «Espero que mi presencia pueda consolar, animar y proclamar la importancia de la paz».


No prometió soluciones. No prometió milagros. Prometió estar. Y en Oriente Medio, donde sentirse olvidado es parte del dolor, la presencia de un Papa no es un gesto. Es un salvavidas.

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UN PAPA QUE RÍE CON PERIODISTA Y LLORA POR LOS ENFERMOS

El vuelo estuvo marcado no solo por declaraciones poderosas, sino por escenas que revelan su corazón profundamente humano.

—Sonrió con Valentina Alazraki, quien lo llamó “el nuevo León en la jaula”.

—Se rió al ver su foto joven vestido como los Blues Brothers.

—Recibió una pumpkin pie por el Día de Acción de Gracias.

—Agradeció una medalla de San Agustín que le entregaron como amuleto espiritual.


Pero hubo un momento en que la sonrisa desapareció: cuando recibió la carta de Ignacio, el adolescente español que agoniza en el hospital del Vaticano.


Ahí, León XIV bajó la mirada. Ahí, el mundo entero entendió que este Papa no solo habla de paz…lleva el dolor de los que ya no pueden pedirla.



¿POR QUÉ TURQUÍA? ¿POR QUÉ AHORA?

Porque Turquía es el puente más frágil entre Oriente y Occidente. Porque allí la fe cristiana definió sus cimientos. Porque allí las minorías religiosas sobreviven como pequeñas llamas entre tormentas políticas.Y porque si el Papa pide paz allí…el mundo está obligado a escuchar.


León XIV lo dijo en el aire, antes de que los motores del avión se apagaran: «Esperamos promover la paz y la unidad en todo el mundo. Ese es el propósito de este viaje».


No viaja como turista. No viaja como diplomático. Viaja como testigo. Como constructor de puentes. Como signo vivo de una fe que no se rinde.


Y si este viaje cumple lo que promete…mañana podremos decir que, en pleno caos global, un Papa en el cielo volvió a recordarnos la palabra que el mundo había olvidado: Hermandad.




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