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“¡LA PAZ ES POSIBLE!”: EL GRITO DE LEÓN XIV TRAS SU VIAJE A TURQUÍA Y LÍBANO QUE ENCENDIÓ LA PLAZA

  • Foto del escritor: Canal Vida
    Canal Vida
  • hace 11 horas
  • 2 Min. de lectura
Tras su viaje a Turquía y Líbano, el Papa lanzó un llamado poderoso: la paz es posible, la unidad cristiana sigue viva y el diálogo puede cambiar realidades. Un mensaje que conmovió a miles después del Ángelus y dejó a la Plaza en silencio.
Papa León XIV
El símbolo de unidad que se vivió en el primer viaje apostólico del papa León XIV: junto a los titulares de otros credos regó un olivo de la paz.

Apenas terminó el Ángelus, León XIV no respiró un segundo antes de lanzar un mensaje que sacudió a toda la Plaza de San Pedro:“¡La paz es posible!”Y lo dijo con los ojos encendidos, recién regresado de su primer viaje apostólico a Turquía y Líbano, un viaje que ya es considerado histórico.


Comenzó relatando su encuentro en İznik, la antigua Nicea, junto al Patriarca Bartolomé y líderes de diversas confesiones cristianas, en el mismo lugar donde hace 1700 años se celebró el primer Concilio Ecuménico. Allí recordó un gesto que cambió la historia: los 60 años de la Declaración conjunta entre Pablo VI y Atenágoras, que puso fin a siglos de excomuniones. Con voz firme, pidió “renovar el compromiso hacia la unidad visible de todos los cristianos”. Una frase que estalló en aplausos.


Luego habló de Turquía, donde encontró una comunidad católica pequeña, frágil, escondida… pero heroica. Una Iglesia que evangeliza “no con grandes discursos, sino con el servicio silencioso a los que sufren”. Insistió: “Su pequeñez revela la lógica de Dios”.

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Después recordó el Líbano: un mosaico de pueblos, heridas profundas y esperanza obstinada. Contó su encuentro con los familiares de las víctimas de la explosión del puerto de Beirut: “Fui a consolarlos… ¡y ellos me consolaron a mí!”. Palabras que dejaron a muchos fieles con lágrimas en los ojos.


El Santo Padre advirtió que, incluso en el dolor más feroz, los cristianos pueden construir paz junto a creyentes de todas las religiones. Y, mirando la Plaza como quien mira a la humanidad entera, dijo: “La paz es posible. No lo olviden nunca”.


Una frase que no fue solo un deseo. Fue una orden del corazón. Un pedido urgente para un mundo que necesita volver a respirar.




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