“¡DESPIERTEN!”: EL GRITO DEL PAPA EN EL ÁNGELUS QUE ENCENDIÓ EL VATICANO
- Canal Vida
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En un Ángelus que estremeció a miles, León XIV pidió una conversión urgente ante la cercanía del Reino de Dios. Un mensaje directo, luminoso y desafiante que invita a despertar, dejar la tibieza y caminar hacia la luz del Adviento.
En una plaza de San Pedro repleta, bañada por el sol de diciembre y el murmullo de miles de peregrinos, León XIV lanzó este domingo un mensaje que atravesó corazones como un latigazo espiritual:“¡Despierten! El Reino de Dios está cerca. Prepárense. Conviértanse”.
Fue durante el Ángelus del 7 de diciembre, en el segundo domingo de Adviento, cuando el Pontífice —visiblemente conmovido— explicó que la humanidad vive un momento decisivo. Siguiendo el Evangelio de Mateo, recordó la figura de Juan el Bautista, el profeta que clamaba en el desierto con un mensaje que hoy resuena más fuerte que nunca:“No juguemos con la vida. Aprovechemos este momento. Dios viene para liberarnos, no para dominarnos”.
El Papa advirtió que la conversión no es una emoción pasajera, sino un movimiento radical del corazón: dejar atrás la apatía, el egoísmo y la comodidad espiritual. Y lo dijo con fuerza: “Nada está escrito por los poderosos. La historia pertenece a Dios”.
Con imágenes poderosas de Isaías, describió la novedad que trae Cristo como un brote que nace de un tronco muerto, capaz de hacer posible lo imposible: el lobo y el cordero juntos, el león y el ternero en paz, un niño guiando a las fieras.“Nada es imposible para Dios”, insistió.
Pero su frase más impactante llegó al final: “Cada uno de nosotros puede ser una pequeña luz, si acoge a Jesús. Aprendamos de María, mujer que espera con confianza”.
El Santo Padre aseguró que el Adviento es un despertar urgente: un llamado a caminar en la luz, dejar la oscuridad y preparar el corazón para la irrupción de un Reino que llega no con violencia… sino con misericordia.
Un mensaje breve, pero tan potente, que dejó a la plaza en un silencio que hablaba más que mil aplausos.