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En el “Sí” de María Late la Victoria de la Iglesia sobre la Muerte

  • Foto del escritor: Canal Vida
    Canal Vida
  • 15 ago
  • 3 Min. de lectura
En la Asunción de María, el Papa encendió a los fieles con una verdad poderosa: la victoria sobre la muerte comienza hoy. El “sí” de la Madre de Dios sigue fecundando la historia y rejuveneciendo a la Iglesia.
León XIV
Celebración de la Eucaristía durante la solemnidad de la Asunción en la parroquia pontificia de Santo Tomás de Villanueva, Castel Gandolfo, presidida por León XIV. (Fotografía: Vatican Media)

En el corazón ardiente de Castel Gandolfo, la voz del Papa León XIV volvió a estremecer a los fieles esta mañana. En la solemnidad de la Asunción de la Virgen María, el Santo Padre lanzó una frase que resonó como un trueno de esperanza: “Nuestra victoria sobre la muerte comienza desde ahora”.


La homilía, pronunciada en la Parroquia Pontificia de Santo Tomás de Villanueva, no fue un sermón más. Fue un llamado urgente a vivir con la certeza de que la Resurrección ya se abre paso, aquí y ahora, en cada corazón que se atreve a decir “sí” como María.



EL “SÍ” QUE CAMBIÓ LA HISTORIA

“Hoy celebramos la Pascua de Jesús que cambia la historia”, proclamó León XIV. En María de Nazaret, dijo, está escrita nuestra propia historia: la de una Iglesia que, aun inmersa en la fragilidad humana, es fecunda en vida, esperanza y amor.


María no huyó. Permaneció de pie al pie de la Cruz, unida al Hijo, pronunciando en silencio un “sí” que atravesó los siglos. Ese mismo “sí” sigue latiendo en los mártires de nuestro tiempo, en los testigos de la fe que resisten en medio de la violencia y el odio.

“El Reino es de Dios —recordó el Papa—, pero el ‘sí’ que cambia el mundo es nuestro”.

CASA BETANIA
NADA SE PIERDE, TODO SE TRANSFORMA

Recordando la Visitación, el Pontífice evocó a dos mujeres que se encontraron para ayudarse y fortalecerse mutuamente: la joven María y la anciana Isabel. La alegría de esa jornada anticipó la fecundidad de la Iglesia entera.


“Toda historia humana es breve —advirtió—, pero nada se pierde. La vida entregada brilla con más fuerza al final”.


Y en ese destello final, el Magníficat de María sigue sonando como una melodía que rompe la desesperación: un canto que fortalece a los humildes y levanta a los abatidos.



UNA IGLESIA QUE REJUVENECE

León XIV no ocultó la advertencia: donde la fe se adormece en la comodidad y el bienestar, la muerte avanza disfrazada de resignación y apatía. Sin embargo, aseguró que la Iglesia rejuvenece en sus miembros frágiles, en las comunidades pobres y perseguidas, en quienes construyen paz en tierras desgarradas por el odio.


“Ellos son —afirmó— la alegría de la Iglesia, la prueba viva de que la vida de Dios siempre vence”.



MARÍA: SEÑAL DE NUESTRA VICTORIA

En el cierre de su homilía, el Papa elevó la mirada hacia la Reina del Cielo: “María es el signo de que la resurrección de Jesús no fue un caso aislado. Todos, en Cristo, podemos vencer a la muerte”.


Ese es el núcleo del mensaje que hoy estremeció a Castel Gandolfo: el “sí” de María no quedó en el pasado; sigue fecundando la vida de la Iglesia y de todo aquel que se atreve a confiar.


En tiempos donde las palabras de muerte parecen imponerse, el Papa recordó que la vida verdadera comienza cada vez que respondemos como Ella. Y esa victoria… empieza hoy.



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