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El Santo que Fundó la Ciudad del Pecado

  • Foto del escritor: Canal Vida
    Canal Vida
  • hace 1 día
  • 3 Min. de lectura
Fue soldado romano, fue mártir… ¡y fue la causa de una de las fiestas más escandalosas de Europa! La increíble historia de San Torpes de Pisa, el mártir que, sin querer, dio origen a la ciudad de Saint-Tropez, donde el pecado y la devoción se entrelazan hasta hoy.
San Torpes de Pisa
El santo que le dio nombre a la ciudad del pecado.

San Torpes (o Torpetes) vivió en el siglo I y era oficial en el ejército del emperador Nerón. Paganos y supersticiosos, los romanos tenían horror a la nueva religión que hablaba de amor, perdón y vida eterna. Torpes, sin embargo, se convirtió al cristianismo, posiblemente por el testimonio de Pablo o de alguno de sus discípulos.


Cuando Nerón lo supo, enloqueció: un alto funcionario del imperio ahora seguía a un carpintero crucificado. Le exigió que renunciara a su fe. Torpes se negó. Fue brutalmente torturado y finalmente decapitado. Pero su historia no había hecho más que comenzar.

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EL CUERPO, EL GALLO Y EL PERRO: EL MISTERIO

Los verdugos, para burlarse del cristiano, arrojaron su cuerpo a una barca junto a un perro rabioso y un gallo. La idea era que los animales lo destrozaran en altamar. Pero eso no pasó.


El cuerpo navegó intacto por el Mediterráneo, mientras el gallo cantaba y el perro dormía.

Tres días después, la embarcación encalló en las costas de la Galia, en un pequeño pueblo de pescadores. Era el lugar que hoy conocemos como Saint-Tropez.



CULTO AL SANTO Y CONTRADICCIÓN MODERNA

Los habitantes del lugar recogieron el cuerpo, lo veneraron como reliquia y comenzaron a llamarlo "Sant Torpes". Con el tiempo, el nombre se deformó hasta convertirse en Saint-Tropez. Una iglesia se construyó en su honor, y cada año se celebra una procesión donde el santo recorre el mar que no pudo tragarlo.


Sin embargo, lo que nació como santuario se transformó en el símbolo de lo opuesto: hoy la ciudad es conocido como el paraíso del lujo, la desnudez, los yates millonarios y las noches interminables.


¿Acaso el cuerpo del mártir fue una advertencia para esa ciudad que hoy se rinde al hedonismo? ¿O es san Torpes el intercesor secreto que aún cuida esas costas?

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EL SANTO QUE INCOMODA LA HISTORIA

San Torpes es uno de esos santos que la historia quiso callar: su nombre desapareció de muchos calendarios litúrgicos, sus reliquias fueron olvidadas, y su historia tachada de "leyenda".


Pero los fieles no lo olvidaron. El culto persiste. Hay altares en Pisa, en la Toscana, donde fue martirizado. Y en Francia, el corazón de Saint-Tropez late cada 29 de abril recordando que antes de Brigitte Bardot y los paparazzis... hubo un hombre que prefirió perder la cabeza antes que perder a Cristo.


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RELIQUIAS Y SANTUARIO

🌊 Saint-Tropez: La ciudad, que debe su nombre a san Torpes, conserva su recuerdo como su patrón. Aunque su cuerpo fue sepultado en Pisa inicialmente, gran parte de sus reliquias fueron trasladadas siglos después a Saint-Tropez, donde hoy son veneradas.


Iglesia de San Torpes (Église de Saint-Tropez): El principal santuario dedicado a su memoria se encuentra en el corazón de la famosa localidad francesa. Cada año, la ciudad celebra las Bravades de Saint-Tropez, una tradicional fiesta en honor al mártir, combinando fe, historia y cultura popular.


🕯️ Reliquias en Pisa: Algunas fuentes sostienen que fragmentos de sus reliquias permanecieron en Pisa, particularmente en la basílica de San Pedro en Grado, un antiguo templo donde fue inicialmente venerado.


Así, entre Italia y Francia, entre el martirio y la leyenda, el testimonio de san Torpes sigue navegando los siglos.

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UNA HISTORIA QUE PIDE REDENCIÓN

Quizá es hora de recuperar la figura de san Torpes, no solo como dato histórico o curiosidad etimológica, sino como provocación espiritual: en medio de un mundo que idolatra el cuerpo, él lo ofreció por amor a su fe. En una ciudad que celebra la fama efímera, él se volvió eterno sin quererlo.


San Torpes de Pisa: el mártir que fundó Saint-Tropez. Una historia tan absurda, brutal y milagrosa... que solo puede ser verdadera.

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