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El Papa a los Empresarios: “El Mundo Necesita un Santo en las Fábricas”

  • Foto del escritor: Canal Vida
    Canal Vida
  • hace 7 horas
  • 3 Min. de lectura
León XIV lanzó un mensaje que sacudió a los empresarios: advirtió sobre una economía vacía de humanidad y reveló al posible “santo empresario” que podría cambiarlo todo. Una llamada urgente a transformar fábricas, oficinas y decisiones que definen vidas.
León XIV
León XIV recordó que “la riqueza no es un trofeo personal”, sino una responsabilidad moral que debe proteger a las familias trabajadoras. Advirtió que los empresarios serán juzgados no sólo por lo que producen, sino por a quién elevan o hunden con sus decisiones. (Fotografía: Vatican Media)

En Buenos Aires, ante los líderes industriales más poderosos de la Argentina, León XIV lanzó un mensaje que sacudió la sala como un trueno: “La santidad debe florecer allí donde se toman las decisiones que afectan la vida de miles de familias”. No fue un discurso técnico. Fue un golpe espiritual directo al corazón del empresariado, una advertencia y una profecía.


El Pontífice envió un mensaje a los participantes de 31ª Conferencia Industrial de Argentina en el que encendió alarmas: la economía corre el riesgo de deshumanizarse si se sigue midiendo sólo en números, balances y rentabilidades. “La producción no puede ser un fin aislado”, advirtió. “El bien común exige la promoción integral de cada hombre y de cada mujer”, subrayó.

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EMPRESARIO CAMINO A LOS ALTARES

Pero el momento más inesperado llegó cuando puso en el centro la figura de un posible santo empresario: el venerable Enrique Shaw, argentino, industrial, católico, perseguido en tiempos de turbulencia y hoy candidato a los altares. “Su vida muestra que se puede ser empresario y santo”, proclamó, provocando un silencio reverente. No hablaba de una leyenda medieval, sino de un hombre que caminó por las mismas fábricas y oficinas que hoy sostienen la economía del país.


El vicario de Cristo describió a Shaw como un “ejemplo luminoso”, un líder que pagaba salarios justos, formaba a sus trabajadores, acompañaba a sus familias y veía la empresa como “una comunidad de personas llamadas a crecer juntas”. No buscaba sólo utilidades: buscaba almas. Y sufrió por ello. Fue encarcelado, incomprendido y golpeado por la enfermedad, pero nunca renunció a la justicia ni dejó de alentar a sus obreros.


La caridad puede penetrar incluso en las estructuras financieras”, remarcó el Papa. El mensaje fue claro: o la empresa se convierte en un espacio de humanidad… o se convierte en un ídolo que destruye.


 Enrique Shaw
El Papa señaló a Enrique Shaw como modelo de una economía con alma: un empresario que pagó salarios justos, acompañó a los enfermos y ofreció su propio sufrimiento por sus obreros. “Argentina ya tuvo un empresario santo —dijo—, y hoy necesita muchos más”.
LOS OBREROS NO SON NÚMEROS, SON PERSONAS

Frente a un país herido por crisis económicas interminables, salarios que no alcanzan y un sistema que parece expulsar a los más débiles, León XIV encendió una chispa: pidió empresarios capaces de levantar una economía que cuide, que escuche, que eleve.


Y dejó una frase destinada a convertirse en titular mundial: “El mundo necesita con urgencia empresarios santos”.


En un país quebrado pero lleno de talento, quizá —solo quizá— esta sea la profecía que muchos estaban esperando.



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