León XIV Abre un Hospital Bajo las Columnas de San Pedro… y el Milagro es para los Pobres
- Canal Vida

- hace 1 día
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El Papa inauguró un centro médico secreto para los pobres, equipado con radiología de última generación. Un gesto potente en vísperas de la Jornada de los Pobres que revela el corazón oculto del Vaticano.

El Vaticano volvió a estremecerse. Bajo la imponente columnata de Bernini, donde miles rezan cada día, León XIV inauguró el Ambulatorio San Martino, una obra silenciosa… pero capaz de cambiar vidas que el mundo suele ignorar. Allí, donde muchos ven solo sombras y turistas apurados, la Iglesia decidió levantar un santuario de salud para los descartados.
No fue un acto formal. Fue una declaración de guerra al abandono.
UN HOSPITAL OCULTO BAJO LAS COLUMNAS... PERO ABIERTO PARA QUEINES YA NO TIENEN A NADIE
El nuevo centro —dos salas equipadas con tecnología de última generación— contará por primera vez con radiología de alta precisión, capaz de detectar tumores, neumonías, fracturas y enfermedades que, para quienes duermen en la calle, suelen ser sentencias de muerte silenciosa.
“En estos hermanos vemos el rostro de Jesús”, recordó el cardenal Konrad Krajewski, visiblemente emocionado al acompañar al Pontífice en la inauguración.
Ahí mismo, frente al Papa, voluntarios narraron lo que ocurre cada mes: más de 2.000 atenciones gratuitas, 120 médicos y enfermeros que ofrecen su tiempo sin cobrar un centavo, 10.000 pobres rescatados de la indiferencia… y 102.060 consultas médicas realizadas desde que inició el proyecto hace una década.

EL GESTO QUE HIZO REÍR AL PAPA Y LLORAR A TODOS
León XIV recorrió cada rincón del San Martino. Vio las camillas, el equipo radiológico, las recetas preparadas… y escuchó con asombro algo que lo conmovió profundamente:los pobres entran al Vaticano, muestran la receta en la farmacia y reciben los medicamentos sin pagar nada. Ni un peso. Ni una moneda.
“Todos tienen derecho. También los pobres”, insistió el cardenal.
Antes de irse, el Papa miró hacia la ventana desde donde reza el Ángelus y, entre risas, escuchó la frase que arrancó aplausos: "¡Si necesita algún medicamento, Santo Padre, se lo pasamos desde aquí!”.
León XIV sonrió, subió al auto… y dejó atrás un signo poderoso: en el corazón del Vaticano late un hospital para los que el mundo prefiere no ver.









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