El Confesor que Enseñó a Perdonar al Papa Francisco… Murió Pidiendo Perdón Otra Vez
- Canal Vida
- 2 jul
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Murió el cardenal Luis Pascual Dri, el humilde fraile que “enseñó” a perdonar al Papa Francisco. A los 98 años, dejó un legado imborrable desde el confesionario. León XIV lo despidió como “abnegado pastor”. Su historia emociona hasta las lágrimas.

“Señor, perdóname por haber perdonado demasiado… ¡Pero fuiste vos quien me dio el mal ejemplo!”. Con esa frase inolvidable, el cardenal Luis Pascual Dri, confesor de miles y maestro del Papa Francisco, selló su legado. A los 98 años, este gigante de la misericordia partió al encuentro del Dios que tanto amó… y al que tantas veces se atrevió a “cuestionar” con ternura.
Murió el 30 de junio en Buenos Aires (Argentina), en silencio y sin títulos, como vivió siempre. Pero detrás de ese hábito marrón y esa sonrisa humilde se escondía un torbellino espiritual que cambió la historia del catolicismo contemporáneo. León XIV, sucesor de Francisco, lo despidió como a un “abnegado pastor que entregó su vida en el confesionario, día y noche, sin condiciones”.

ÚLTIMO ADIÓS
En el santuario de Nuestra Señora de Pompeya, donde confesó hasta el último aliento, sus restos son velados entre susurros, lágrimas… y una fila interminable de almas que alguna vez él alivió con una palabra de consuelo. No fue teólogo, no escribió libros, no buscó fama. Pero fue quien —en palabras de Francisco— “me enseñó a no tener miedo de perdonar”.
Ayer, ante una iglesia colmada de feligreses, el arzobispo Jorge García Cuerva ofició la Santa Misa de cuerpo presente, concelebrada con sacerdotes y obispos de la arquidiócesis.
ENTREGADO A DIOS Y EL PRÓJIMO
Fue misionero en favelas, guía espiritual de los humildes, confidente de sacerdotes quebrados, y el último gran discípulo del perdón al estilo de los santos Leopoldo Mandic y Pío de Pietrelcina. Conoció a ambos. Se formó con ellos. Y vivió con una única obsesión: no rechazar jamás a un pecador.

CARICIA DE FRANCISCO
En 2023, cuando tenía 96 años, el Papa Francisco le concedió el cardenalato en una ceremonia íntima en la Catedral de Buenos Aires. “No es un premio”, dijo Dri con lágrimas, “es una caricia”. Rechazó toda pompa y siguió haciendo lo único que sabía: escuchar, absolver, orar.
TRINCHERA DE LA MISERICORDIA
Su confesionario, insonorizado como un viejo estudio de radio, fue su trinchera. Allí, en ese espacio reducido, se libraban las batallas más intensas entre la culpa y la gracia. Allí, como un cirineo moderno, ayudó a cargar las cruces de miles. A todos decía lo mismo: “No tengas miedo de volver. Jesús no rechaza. Jesús espera”.
En el ángelus del 9 de julio de 2023, el Papa Francisco lo mencionó públicamente, conmovido: “Ese fraile, cuando dudaba de sí mismo, se arrodillaba y le decía a Jesús: ‘Perdóname… ¡pero fue tu culpa!’”. Ese testimonio lo acompañó toda la vida. Y ahora, lo lleva ante el Trono de Dios.
León XIV, en su mensaje de condolencias, pidió que el cielo lo reciba con “la corona de gloria inmarcesible”. Pero quienes lo conocieron saben que Dri no buscaba coronas. Solo quería seguir el ejemplo del que perdonó en la cruz.
Y quizás, al llegar al Cielo, lo primero que haya dicho fue lo mismo de siempre: “Señor, perdóname… pero otra vez fui vos quien me dio el mal ejemplo”.
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