DESCALZOS ANTE DIOS: El Día en que Tres Papas Callaron al Mundo en la Mezquita Azul
- Canal Vida
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En la Mezquita Azul de Estambul, tres Papas hicieron lo impensado: entraron descalzos, en completo silencio, y dejaron al mundo estremecido. Un gesto que derriba prejuicios, desarma odios y revela un mensaje oculto que pocos conocen. Descubrilo ahora.
Hay gestos que no se olvidan. Gestos que cruzan fronteras, religiones y siglos. El 29 de noviembre de 2014, millones quedaron paralizados al ver al Papa Francisco entrar descalzo en la Mezquita Azul de Estambul. No habló. No saludó. No sonrió. Simplemente se quedó en silencio, hombro a hombro con el gran muftí, bajo las cúpulas celestes que durante siglos escucharon otra lengua, otra oración… pero el mismo anhelo de Dios.
Ese silencio estremecedor no fue una novedad. Ya Benedicto XVI, en 2006, había hecho temblar al mundo entero al repetir exactamente el mismo gesto. Llegó a Turquía envuelto en una tormenta mediática por el malentendido sobre el discurso de Ratisbona. Pero bastó un instante, un segundo de rodillas frente al mihrab, para que toda tensión se diluyera. Allí, invitado por el muftí Mustafá Cagrici, el Papa recitó una oración secreta que luego describió así: “Me dirigí al único Señor del cielo y de la tierra, Padre misericordioso de toda la humanidad”.
Hoy, León XIV volvió a revivir ese momento histórico. En su viaje a Türkiye, repitió el gesto de sus predecesores y cruzó el umbral de la Mezquita Azul en silencio absoluto, dejando que hablara el único lenguaje que une a cristianos, judíos y musulmanes: la reverencia ante Dios.
Porque la Mezquita Azul no es un templo cualquiera. Levantada entre 1609 y 1617 por el sultán Ahmed I, es la única del mundo con seis minaretes, nacidos —según la leyenda— de un curioso malentendido: el arquitecto entendió “seis” cuando el sultán pidió “oro”.
Y así, por un error, nació un símbolo eterno. Y así, por un silencio, tres Papas recordaron al mundo que Dios no compite… llama a la unidad.