¿PAPA A LA MODA O PAPA DE MODA? CUANDO VOGUE MIRA AL VATICANO… Y EL ADVIENTO MIRA AL CORAZÓN
- Canal Vida

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Vogue eligió a León XIV como uno de los mejor vestidos del año. Pero la pregunta incomoda: ¿un Papa a la moda o un Papa de moda? A días de Navidad, la Iglesia vuelve a recordar que lo esencial no se viste.

La noticia recorrió el mundo como un relámpago inesperado: la revista Vogue, biblia global de la moda, eligió a León XIV como una de las personas “extremadamente elegantes” de 2025. El pontífice apareció en la misma lista que celebridades, cantantes y modelos. Y la pregunta estalló, inevitable y polémica: ¿estamos ante un Papa a la moda… o ante un Papa convertido en moda?
La publicación destacó su primera aparición tras la fumata blanca, el 8 de mayo, con una muceta roja de satén, estola bordada en oro y cruz pectoral sostenida por cordón de seda. Tradición, sastrería impecable y símbolos milenarios. Para la publicación fundada en 1892, una “ruptura” con la sobriedad extrema del Papa Francisco y un regreso a la estética clásica del papado. Para muchos fieles, una señal inquietante. Para otros, una belleza que evangeliza.
Pero el riesgo está ahí: confundir el brillo del tejido con la hondura del mensaje. Porque la Iglesia no anuncia con telas, sino con el corazón. Y el propio simbolismo de esas vestiduras lo recuerda: la casulla no es lujo, es el “yugo de Cristo”; la estola no es ornamento, es servicio; el rojo no es glamour, es entrega.

El contraste con Francisco es evidente. Él fue celebrado por su sencillez. León XIV, por su elegancia. Dos estilos, una misma misión. Porque el Evangelio no se mide por tendencias, sino por fidelidad.
Y aquí aparece el verdadero giro de esta historia, justo a las puertas de la Nochebuena. Mientras el mundo discute si el Papa viste bien, el Adviento nos recuerda que Dios eligió nacer mal vestido: en un pesebre, sin seda ni oro, envuelto apenas en pañales. La paradoja es brutal.
La moda pasa. La salvación no. La elegancia exterior puede llamar la atención. Pero solo la conversión interior prepara la Navidad. Y eso —ni Vogue ni ninguna alfombra roja— puede premiarlo.
¿PAPA A LA MODA O PAPA DE MODA? CUANDO VOGUE MIRA AL VATICANO… Y EL ADVIENTO MIRA AL CORAZÓN









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