Un obispo "secuestrado" e impedido de oficiar misa, radios y canales de televisión católicos clausurados utilizando violencia, es la forma de proceder del presidente Daniel Ortega contra la Iglesia católica. La Conferencia Episcopal pide oración para que cese el asedio.
El obispo de Matagalpa reza ante el asedio de la Policía Nacional.
El gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua se balancea entre una democracia autoritaria y una dictadura familiar. Desde hace algunos años dejó de ser un Estado libre y se convirtió en una maquinaria de adoctrinamiento que no tolera las diferencias, a tal punto que persigue a quienes piensan distinto —como sus oponentes políticos— hasta encerrarlos o que se “autoexilien”.
La Iglesia se transformó en una “piedra en el zapato” para Ortega, denunciando la violación a los derechos humanos que el gobierno realiza.
Esa situación despertó la ira del mandatorio que comenzó a perseguir a la Iglesia hostigando a sacerdotes, miembros de asociaciones y congregaciones católicas hasta encarcelarlos. La desidia del Jefe de Estado llegó a una situación única cuando acusó a las Misioneras de la Caridad, congregación fundada por la santa Madre Teresa de Calcuta, de lavado de activos, financiamiento al terrorismo y proliferación de armas de destrucción masiva; y las expulsó del país.
Monseñor Rolando José Álvarez Lagos impedido de salir de la curia por la Policía Nacional.
Ahora el nuevo capítulo de violencia institucional contra la iglesia católica tiene como víctima al obispo de Matagalpa, monseñor Rolando José Álvarez Lagos, que el jueves 4 de agosto fue acosado por el Gobierno que le envió la Policía Nacional que le hizo un cerco alrededor de la curia episcopal para impedir que se traslade y oficie misa en la catedral.
El prelado está acusado por Daniel Ortega de “organizar grupos violentos, incitándolos a ejecutar actos de odio en contra de la población”; por lo que inició un proceso de investigación y lo mantiene con “prisión domiciliaria” hasta que se esclarezca.
El obispo salió con el Santísimo a orar junto a los fieles y bendecir a la policía que cercó la curia.
¿SECUESTRADO O ENCARCELADO?
Monseñor Álvarez Lagos vivió unos días de pesadilla. El jueves de la semana pasada le impidieron celebrar misa en la catedral, por lo que salió con el Santísimo a bendecir a la policía que no lo dejaba circular por la ciudad y rezó durante una hora en la calle junto a los sacerdotes de la curia y los fieles que se acercaron hasta donde las fuerzas públicas permitieron, porque cercaron el edificio.
Luego, ingresó al edificio de la curia y presidió la Santa Misa en la capilla interna, la que fue transmitida por el canal TV Merced, devenido a medio digital ya que el Gobierno lo clausuró, al igual siete radios católicas.
Más de 100 efectivos de fuerzas de seguridad (Policía Nacional y Dirección de Operaciones Especiales Policiales) se desplazaron para cercar la curia e impedir la salida del obispo, a quien el Gobierno trata como si fuera un delincuente.
Cuando el obispo quiso salir a la calle para realizar su labor pastoral, un grupo de policías se lo impidió clausurando las dos puertas disponibles para ingresar y egresar de la curia. En cada una de ellas había alrededor de siete uniformados.
El encargado del operativo adujo que el prelado está en proceso de investigación y no puede salir hasta que éste concluya. Por su parte monseñor Rolando José afirmó que no recibió ninguna notificación al respecto, por lo que se consideró privado de su libertad y que avasallan sus derechos como ciudadano.
APOYO DE LOS OBISPOS
Miembros de la Conferencia Episcopal de Nicaragua.
La Conferencia Episcopal de Nicaragua se solidarizó, a través de un comunicado, con el prelado Álvarez Lagos, a quien le expresaron su fraternidad, amistad y "comunión episcopal". "Esta situación nos toca en el corazón como Iglesia nicaragüense", señalaron.
Asimismo, le pidieron a los fieles "elevar y ofrecer oraciones y rosarios" a Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción de María para que cese la violencia y construir una "civilización del amor".
GOBIERNO EN CONTRA DE LA DIFUSIÓN DEL EVANGELIO
La situación en Nicaragua es dramática, la libertad de expresión no existe, y como muestra basta repasar la violencia institucional contra los medios de comunicación católicos que sucedieron a principios de este mes.
El lunes 1 el matrimonio gobernante ordenó el cierre de seis estaciones de radio católicas: “Radio Hermanos”, “Nuestra Señora de Lourdes”, “Nuestra Señora de Fátima”, “Radio Alliens”, “Monte Carmelo” y “San José”.
Cientos de personas se reunieron en las adyacencias de la curia en apoyo al obispo.
Varias de estas emisoras funcionan en los edificios parroquiales, así que las fuerzas ingresaron, incautaron los equipos de transmisión y sacaron violentamente a las personas que estaban dentro. Algunas mujeres fueron golpeadas.
El Instituto Nicaragüense de Telecomunicaciones y Correos dice que las radios no cuentan con título de emisión vigente. El obispo de Matagalpa dio a conocer que desde el 7 de junio de 2016 presentó la documentación requerida pero simplemente no se le dio respuesta.
Cabe indicar que hace tres meses atrás también cerraron tres canales de TV católicos.
Personas oraron por el obispo nicaragüense.
PRESOS DE UN GOBIERNO
Las fuerzas de seguridad clausurando las puertas de la curia.
El gobierno de Nicaragua mantiene en prisión a casi 190 personas, según la oposición, en su mayoría arrestadas durante la campaña electoral de 2021, tras la cual Ortega se reeligió para un cuarto mandato consecutivo.
Siete de las personas presas eran precandidatos a la presidencia que pretendían disputarle el poder.
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