MIGRANTES: LOS NUEVOS MISIONEROS DEL CIELO EN UN MUNDO EN TINIEBLAS
- Canal Vida
- 26 jul
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El Papa lanza un poderoso mensaje para la 111ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado: “Ellos son testigos de esperanza donde todo parece perdido”.

No son solo quienes huyen. Son quienes anuncian. León XIV volvió a sacudir conciencias con un mensaje que no deja a nadie indiferente. En su texto para la 111ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, que se celebrará el 4 y 5 de octubre, declaró que los migrantes no son meros desplazados por el horror, sino auténticos mensajeros de esperanza en un mundo oscurecido por las guerras, el egoísmo y la indiferencia.
El Papa denuncia la carrera armamentística, la crisis climática ignorada y las desigualdades económicas como motores de un mundo que expulsa a millones. Y va más allá: advierte que el individualismo global es una amenaza real al bien común. “Estamos dejando de ser familia humana para convertirnos en tribus que solo cuidan su metro cuadrado”, advirtió.

UNA ESPERANZA QUE CAMINA, SUFRE... Y EVANGELIZA
En medio de este panorama sombrío, el Pontífice rescata una luz: los migrantes. Personas que, aún en el dolor, caminan con fe hacia un futuro mejor.
“Numerosos migrantes, refugiados y desplazados son testigos privilegiados de la esperanza vivida en la cotidianidad”, afirmó el Santo Padre , citando al profeta Zacarías y evocando imágenes de paz con niños jugando en plazas seguras.
LOS MIGRANTES COMO DINAMITA ESPIRITUAL
En un giro inesperado pero profundamente profético, León XIV declara que la Iglesia se vuelve estéril cuando se vuelve sedentaria. Y es ahí donde los migrantes irrumpen como “una verdadera bendición divina”, capaces de reavivar parroquias dormidas, comunidades frías, corazones vacíos. “Con su entusiasmo, pueden revitalizar el desierto espiritual que avanza dentro de la Iglesia”.

UNA MISIÓN SIN FRONTERA
El Obispo de Roma no habla de caridad pasiva. Habla de misión. Una missio migrantium que, como profetizó san Pablo VI, transforma al migrante en misionero. La condición: apoyo, formación, acogida. No basta con permitirles entrar, hay que permitirles evangelizar.
Pero también hay un llamado a los pueblos que reciben. “Las comunidades que los acogen pueden ser testimonio vivo de esperanza”, señaló el vicario de Cristo. Abrirse a ellos es abrir la puerta a la gracia, reconocer talentos, reconstruir fraternidad, volver a ser Iglesia con rostro humano.
EL CIELO COMO HORIZONTE
El sucesor de Pedro confió la vida de cada migrante a la Virgen María, Consuelo de los Migrantes, para que los proteja y mantenga viva la llama de la esperanza. Porque todos, tarde o temprano, estamos de paso. Todos migramos hacia la misma meta: el Reino de Dios, la verdadera Patria que nos espera.
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