El presidente de México dispuso que ante cualquier delito la persona tenga prisión preventiva hasta el juicio. Solo el 20% de los detenidos tiene condena firme. A pesar de las medidas, el país sigue siendo el más peligroso para los religiosos católicos: 57 sacerdotes asesinados en tres décadas.
En México, una larga lista de delitos no violentos como el robo en viviendas o de combustible es causa de prisión preventiva automática, donde no hay posibilidad de fianza ni de arresto domiciliario.
Se espera que la Suprema Corte de Justicia de México se pronuncie pronto sobre esta figura legal debido a que algunos magistrados sostienen que viola los tratados internacionales que establecen que la prisión preventiva debe utilizarse sólo en casos “excepcionales” para evitar que los sospechosos huyan de la justicia.
VEINTE POR CIENTO CON SENTENCIA FIRME
Dos de cada 10 personas acusadas de un delito en México son declaradas culpables. Eso significa que de los 92.000 sospechosos que se calcula que están ahora en las celdas a la espera de juicio, a menudo con criminales endurecidos, unos 75.000 pasarán años encerrados en las hacinadas y peligrosas prisiones de México, con pocas probabilidades de ser condenados.
Los juicios en México pueden alargarse sorprendentemente. Hace poco, dos hombres fueron liberados con monitores de tobillo después de pasar 17 años en prisión mientras eran juzgados por asesinato. Extrañamente, ahora que fueron condenados, los dos están en libertad mientras presentan sus apelaciones.
INOCENTES PRESOS
El sistema que se implementa en México produce que muchos inocentes pasen años en prisión. Los activistas afirman que un número cada vez mayor de ciudadanos se ven obligados a optar por una forma de negociación de los cargos, simplemente porque es probable que pasen más tiempo en una celda tratando de limpiar sus nombres que el que pasarían si fueran condenados.
MÁS DETENIDOS A LA ESPERA DE UN JUCIO
El presidente Andrés Manuel López Obrador amplió el número de delitos que se consideran no aptos para obtener una fianza y pidió públicamente a la Corte Suprema que no libere a más personas en espera de juicio.
Su gobierno argumenta que eso crearía presiones o amenazas adicionales contra los jueces para que acepten sobornos a cambio de liberar a los sospechosos, y crearía un sistema de justicia de “puerta giratoria” en el que los sospechosos podrían salir de la cárcel tan pronto como son detenidos.
A pesar de estas nuevas medidas el crimen sigue creciendo y México es uno de los países más peligrosos de América para los religiosos, que en lo que va del año ya se contabilizan seis sacerdotes asesinados, dentro de los 57 en las últimas tres décadas.
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