top of page

“MADRE, NO NOS ABANDONES”: LA MARCHA DE FE QUE CONMOVIÓ A LA ARGENTINA

  • Foto del escritor: Canal Vida
    Canal Vida
  • 6 oct
  • 3 Min. de lectura
Más de dos millones y medio de personas caminaron hacia Luján entre sol, lluvia y lágrimas. En medio de la crisis, la fe se volvió la única bandera que aún une al país.
Virgen de Luján
Como cada año ciento de miles de fieles inundaron las calles para caminar durante horas con un solo propósito: homenajear a la Madre.

El 4 de octubre, la Argentina se detuvo… para caminar. Desde la Iglesia de San Cayetano, en Liniers, hasta la basílica de Luján, una marea humana de más de dos millones y medio de almas avanzó bajo el lema “Madre, danos amor para caminar con esperanza”. Sesenta kilómetros de promesas, cansancio, ampollas y fe. Sesenta kilómetros donde cada paso fue una plegaria, y cada lágrima, un pedido al cielo.


En tiempos donde el costo de vida duele más que el sol y la pobreza se siente más que el cansancio, la fe volvió a llenar lo que la política vacía. Familias enteras, jóvenes, ancianos, exadictos, enfermos y desempleados caminaron con un mismo propósito: agradecer o pedirle a la Virgen de Luján que no abandone a su pueblo.







CUANDO EL PAÍS SE HUNDE, LA FE CAMINA

Cada octubre, millones de argentinos peregrinan hacia la Virgen Patrona del país. Pero este año fue distinto. La crisis económica, la violencia y el narcotráfico marcaron el ritmo de un país golpeado. Y, sin embargo, cuanto más duele la realidad, más fuerte late la esperanza.

“Hay muchos hermanos que ya no tienen fuerzas para seguir —advirtió el arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva—, les pesa la pobreza, la soledad y las heridas del alma. Por ellos también peregrinamos. Los traemos en la mochila del alma”.


Bajo el sol abrasador del sábado y la tormenta de la madrugada, nadie detuvo la marcha. Con zapatillas rotas, bastones improvisados, rosarios colgando del cuello y fotos apretadas contra el pecho, los fieles siguieron caminando.


Un joven exadicto cumplía su promesa de dejar las drogas. Una madre llevaba una camiseta con la imagen de su hijo fallecido. Un artesano tucumano caminaba agradeciendo el nacimiento de su hija, ocurrido hace 23 años.


Cada historia era una parábola viva. Cada peregrino, un milagro en movimiento.

Pedro Kriskovich
LUJÁN: EL CORAZÓN DE UNA NACIÓN HERIDA

La peregrinación a Luján nació en 1975, cuando 30.000 jóvenes marcharon “por la Patria”. Cincuenta y un años después, la marcha se multiplicó por cien. Luján se volvió el refugio de un país agotado pero aún creyente.


Al llegar, muchos se arrodillaron, otros lloraron, otros solo levantaron las manos al cielo. La basílica desbordó, y las calles se transformaron en un río de plegarias.


Caminar con esperanza es no rendirse, aunque parezca que el mal avanza”, dijo García Cuerva durante la misa final, recordando las palabras del Papa León XIV: “María encarna la esperanza que no grita, sino que espera amando”.


En su homilía, el arzobispo fue más allá del rito: denunció el peso del narcotráfico, la desesperanza, la desigualdad. Pero también encendió una chispa: “Podremos detener los pies, pero no el corazón. Volveremos a casa movidos por el amor de una Madre que nunca nos deja solos”.


Virgen de Luján
La peregrinación a Luján con un recuerdo imborrable, el Papa Francisco que siempre demostraba su amor incondicional a la Virgen de Luján.
EL CAMINO EXTERIOR… Y EL INTERIOR

Luján no es solo un destino: es un espejo del alma. Quien camina hacia la Virgen, camina también hacia dentro. Cada paso es una confesión sin palabras. Cada kilómetro, una renuncia al egoísmo y un reencuentro con lo esencial.


Mientras el país se desangra en estadísticas y desencantos, la peregrinación se convierte en una procesión de almas que se niegan a rendirse. “Caminar con esperanza —dijo el Arzobispo— es no transformarse en profetas de calamidades, sino en portadores de fe y de fraternidad”.


Virgen de Lujan
María en el corazón de la Argentina.
UN PUEBLO DE PIE

Cuando el sol asomó sobre la basílica, los rostros mojados por la lluvia parecían brillar. El cansancio se transformó en abrazo. El dolor, en consuelo. La música religiosa se mezcló con cánticos populares, cuartetos, cumbias, risas y oraciones. “Con una Madre así —cerró García Cuerva— no aflojamos. No abandonamos los sueños de construir un país más justo y más fraterno”.


Y así, entre promesas y silencios, la multitud regresó. Algunos en micros, otros a pie, pero todos con algo distinto en el corazón: la certeza de que, aunque el país tambalee, la fe sigue caminando… y no piensa detenerse.



📖También te puede interesar:



Comentarios


bottom of page