El Cristo Morado que Hizo Llorar a Roma: El Señor de los Milagros Bendecido por el Papa
- Canal Vida
- 14min
- 3 Min. de lectura
La imagen del Señor de los Milagros recorrió Roma y llegó hasta el corazón del Vaticano. Entre cánticos y lágrimas, León XIV bendijo al Cristo Morado, símbolo de la fe que une a América Latina bajo un mismo cielo.

La plaza de San Pedro no amaneció como todos los días. Este 19 de octubre, el mármol del Vaticano tembló con un fervor distinto: el Cristo Morado del Perú, el Señor de los Milagros, caminó entre los santos recién canonizados y las lágrimas de miles de latinoamericanos que vieron lo imposible: Roma vestida de morado.
Fue la procesión más multitudinaria en suelo extranjero. Más de 40 hermandades del Señor de los Milagros llegaron desde los cinco continentes. Junto a ellas, una marea humana de fe —familias, migrantes, sacerdotes, músicos y religiosos— avanzó entonando el himno del Cristo que, siglos atrás, fue pintado por un esclavo negro y hoy recorre el mundo como símbolo de unidad.

ROMA SE VOLVIÓ LIMA POR UN DÍA
La imagen ingresó a la plaza de San Pedro entre cánticos y flores moradas. Los tambores y sahumerios mezclaban su aroma con el incienso del Vaticano. Cuando León XIV pronunció las palabras: “Saludo a la Hermandad del Señor de los Milagros que hoy ha celebrado su tradicional procesión”, una ovación estalló en la plaza. 55 mil peregrinos gritaron, lloraron y agitaron banderas de Perú, Venezuela, México y Estados Unidos.
El Papa bajó del papamóvil, se acercó a la imagen y la bendijo. En ese instante, el Cristo de Pachacamilla volvió a unir los dos extremos del mundo: el barrio humilde de Lima y el corazón de Roma.

EL MILAGRO DE LOS PUEBLOS UNIDOS
El cardenal Pedro Barreto recordó su origen humilde: “El Señor de los Milagros nació del pincel de un esclavo africano. Es el Cristo de los pobres, el que hace libres a los que cargan cadenas.” Sus palabras resonaron en medio de una multitud diversa: italianos, polacos, venezolanos y ecuatorianos se persignaban al paso de la imagen.
En ese mismo día, León XIV canonizaba a siete nuevos santos, entre ellos al venezolano José Gregorio Hernández y a Carmen Rendiles. Fue una jornada que unió el martirio, la fe y la esperanza de todo un continente.
MÚSICA DEL CIELO EN LA PLAZA DEL MUNDO
Ochenta niños de la Escuela de Música de París tocaron El Cóndor Pasa mientras el Cristo Morado avanzaba. Fue el sonido de América Latina resonando en los muros del Vaticano. El director, Sergio García, un limeño radicado en Francia, dijo emocionado: “Hoy Roma se volvió un pedazo de Perú. Nadie podrá olvidarlo”.
UN MENSAJE QUE CRUZÓ OCÉANOS
El Señor de los Milagros no viajó solo: trajo consigo los sueños de los que dejaron su tierra buscando paz. Traspasó fronteras y lenguas, recordando al mundo que la fe no tiene pasaporte.
Esa tarde, Roma comprendió algo que los peruanos ya sabían: Dios también habla en español y viste de morado.
Comentarios