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León XIV y la revolución de la fraternidad

  • Foto del escritor: Canal Vida
    Canal Vida
  • hace 17 minutos
  • 3 Min. de lectura
En la plaza de San Pedro, el Papa volvió a conmover al mundo con una catequesis que desafía la indiferencia moderna. Llamó a “resucitar en el amor” y construir fraternidad en un mundo roto por el egoísmo y la soledad.
León XIV
Ante una multitud en la plaza San Pedro, el Santo Padre pidió por la solidaridad, un arma ante el aislamiento. (Fotografía: Vatican Media)

En una mañana luminosa en la plaza de San Pedro, ante miles de peregrinos, León XIV levantó la voz contra la enfermedad más silenciosa del mundo: la soledad. Su catequesis, parte del ciclo “Jesucristo, nuestra esperanza”, fue un llamado a reconstruir los lazos rotos de la humanidad moderna. Con tono sereno y firme, habló de la “espiritualidad pascual” como el antídoto contra el egoísmo y el narcisismo que corroen a las sociedades actuales.


“Si el odio tiene muchas voces, el amor debe tener una sola: la del corazón que perdona.” (León XIV)

“Amarse los unos a los otros como Yo los he amado”, citó del Evangelio, y la frase resonó como un eco antiguo y urgente. Denunció que el mundo de hoy “se enferma de aislamiento”, y que incluso quienes parecen conectados viven sin verdaderos vínculos. “La fraternidad no es un sueño ingenuo, sino una necesidad biológica del alma”, dijo con énfasis.







EL PAPA DE LA ESPERANZA CONCRETA

Desde el inicio de su pontificado, insistió en que el cristianismo no puede quedarse en la teoría del amor, sino encarnarlo. “La Pascua no terminó con la resurrección —recordó—; comienza cada vez que alguien decide amar como Cristo”. La multitud, que minutos antes aplaudía con entusiasmo juvenil, escuchó en silencio. El mensaje no era cómodo: exigía salir de uno mismo.


Del mismo modo, denunció que el mundo contemporáneo confunde la independencia con la libertad. “Creemos que no necesitar a nadie es madurez, pero el Evangelio enseña lo contrario: ser libres es poder amar”, proclamó. Invitó a “curar la pandemia de la indiferencia”, a mirar al otro no como competencia sino como reflejo de Dios.

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EL ECO DE FRANCISCO Y DE ASÍS

En varios pasajes, retomó el legado de su predecesor Francisco y la encíclica Fratelli tutti, destacando que la fraternidad universal fue siempre el corazón del Evangelio. “Omnes fratres —todos hermanos—, decía san Francisco. Ese tutti no excluye a nadie. No hay fe verdadera sin inclusión”, aseguró.


Asimismo, explicó que el mandamiento del amor se hace pleno cuando se vive “como Él lo vivió: dando la vida, sirviendo, perdonando”. Y agregó: “Jesús nos enseñó que la resurrección no es solo un hecho del pasado, sino un modo de existir: levantarse después de cada herida, incluso cuando el mundo no lo espera”.


León XIV
El Papa durante la audiencia general pidió al mundo “curar la pandemia de la indiferencia” y construir una fraternidad verdadera inspirada en la Resurrección de Cristo. Su mensaje conmovió a miles de fieles. (Fotografía: Vatican Media)
UNA PASCUA QUE RESPIRA EN EL PRESENTE

El vicario de Cristo describió la “espiritualidad pascual” como una revolución silenciosa capaz de transformar la cultura del descarte en cultura del abrazo. “El Resucitado —dijo— nos invita a pasar de la competencia a la compasión”.


Habló de los conflictos actuales, de las guerras olvidadas y de la violencia social que divide pueblos y familias. “Si el odio tiene muchas voces, el amor debe tener una sola: la del corazón que perdona”, expresó, conmoviendo al público que lo ovacionó durante varios minutos.


En su mensaje final, advirtió que el Evangelio no se mide por dogmas, sino por gestos: “No se trata de saber cuánto creemos, sino cuánto amamos. Porque quien no ama, no ha resucitado aún”.



EL APLAUSO DEL MUNDO Y LA NUEVA CONSIGNA

Al término de la audiencia, miles de fieles corearon “¡Fratelli tutti, fratelli tutti!” mientras el sucesor de Pedro sonreía y bendecía a los presentes. Sus palabras, transmitidas en directo a todos los continentes, se viralizaron en cuestión de horas. En las redes, su frase más citada fue: “La soledad enferma, pero la fraternidad resucita”.


León XIV, el Papa de la esperanza, volvió a recordarle al mundo que la resurrección no es un misterio lejano, sino un proyecto diario. Que amar, en tiempos de sombras, sigue siendo el acto más revolucionario de todos.



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