La tierra clama justicia
- Canal Vida
- 28 mar
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La II Asamblea Regional de la Red Eclesial del Gran Chaco y Acuífero Guaraní (REGCHAG) comenzó en Bolivia con la destacada participación del presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya. Durante tres días, representantes del país anfitrión, Paraguay, Argentina y Uruguay compartirán la voz de los pueblos que reclaman por agua, tierra y vida.
Con cantos, abrazos y profundo espíritu de sinodalidad comenzó la II Asamblea Regional de la Red Eclesial del Gran Chaco y Acuífero Guaraní (REGCHAG) que se desarrolla del 27 al 29 de marzo en Villamontes, Bolivia, bajo el lema “Corazonar, tejer y actuar desde la realidad”, con la participación de delegaciones de cuatro países que llegaron para reflexionar sobre el clamor de los pueblos y el cuidado de la Casa Común.
La presencia de monseñor Pierre Jubinville, presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya y obispo de San Pedro, marcó con fuerza el compromiso eclesial con la tierra, el agua y los pueblos.
Más que una red: un clamor que se sistematiza
Durante el encuentro se presentó la sistematización de los Diálogos Territoriales: más de 2.000 voces recogidas en 60 comunidades de Argentina, Paraguay, Bolivia y Uruguay. El documento revela problemáticas urgentes: sequías, contaminación, deforestación, pérdida de lenguas, falta de oportunidades para jóvenes y migración forzada.
Paraguay: tierra, jóvenes y esperanza
El informe paraguayo destacó la participación activa de jóvenes y mujeres, especialmente en la región del Acuífero Guaraní. Entre los temas más sentidos: la defensa de los derechos humanos, la conexión con la tierra y los desafíos sociales emergentes como el bullying y la salud mental.
Espiritualidad que abraza la realidad
En un marco profundamente espiritual, la asamblea avanza con momentos de oración, escucha y discernimiento.
El día de cierre incluirá una oración ecuménica, un conversatorio con líderes indígenas y campesinos, y la proyección del documental “Susurros del Agua”.
“Corazonar” —decían los presentes— “es dejar que la realidad nos atraviese y nos mueva a actuar desde la fe, en comunidad”.
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