La Revelación que Sacude a la Iglesia: Por Qué la Adoración Eucarística es Más Necesaria que Nunca
- Canal Vida

- hace 12 horas
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La revelación de un sacerdote español sacude a miles de fieles: la Adoración Eucarística no es para “los santos”, sino para los que se sienten rotos. Una verdad incómoda, poderosa y urgente que está transformando vidas. ¿Te animás a descubrirla?

Nadie lo esperaba. Pero una simple entrevista en el podcast católico “Mantita y Fe” encendió un terremoto espiritual que ya está recorriendo parroquias, grupos de oración y redes sociales en todo el mundo. El protagonista es el padre Pablo Fernández-Martos, sacerdote de la diócesis de Getafe (España), quien reveló algo que muchos habían olvidado —o nunca se habían atrevido a decir en voz alta—: la Adoración Eucarística no es un lujo para almas perfectas… es un URGENCIA para pecadores reales.
“Visitar al Santísimo no es para los santos… es para los que se sienten rotos”, lanzó el sacerdote, desarmando siglos de miedos, vergüenzas y falsas ideas espirituales. Lo explicó con una claridad que impactó a todos: “El demonio te susurra: ‘pecaste, escondete’. Cristo te grita: ‘pecaste, ven a mí’”.
Según Fernández-Martos, después de caer, hacemos lo mismo que Adán y Eva: correr, escondernos, alejarnos de Dios. Y ahí —precisamente ahí— comienza el verdadero desastre interior. “Lo que hay que hacer es lo contrario: ir a Cristo, mirarlo, besarlo, incluso desde el fango de mi pecado, y decirle: ‘Señor, lo único que sé… es que me amas’”, subrayó.

Sus palabras sacuden porque rompen la idea de que la Adoración es solo para quienes “están bien”, “son puros”, “se sienten dignos”.El sacerdote fue directo: “Él es más bueno que nosotros malos. Aunque soy pecador, mi lugar verdadero es postrado a sus pies”.
Y la frase que terminó de despertar conciencias: “No vamos al Santísimo para demostrar que somos muy buenos… sino para reconocer que Dios es muy bueno”.
El episodio ya es considerado uno de los más transformadores del podcast. Una llamada urgente a volver al Santísimo, no como héroes… sino como hijos que saben que solo allí se respira misericordia.









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