LA PRIMERA HOMILÍA DE LEÓN XIV: UN GRITO SUAVE CONTRA LA OSCURIDAD
- Canal Vida

- 9 may
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Desde la Capilla Sixtina, León XIV lanzó su primer grito pastoral al mundo: una homilía que sacudió conciencias y marcó el tono de un papado que promete verdad sin maquillaje. En un mensaje que combinó mística, diagnóstico social y llamado urgente a la misión, el nuevo Papa desafió la tibieza de la fe moderna y pidió desaparecer para que Cristo brille. Su voz ya no es una promesa: es un plan de combate espiritual.

Entre los frescos del Juicio Final, en el altar de la historia, León XIV se paró ante los cardenales y el mundo con una voz serena, pero cargada de fuego. Fue su primera homilía como sucesor de Pedro. Y no fue cualquier mensaje: fue un manifiesto espiritual contra el nihilismo, la tibieza de los fieles y la banalidad moderna.
“Canten al Señor un canto nuevo, porque Él ha hecho maravillas”. Con estas palabras del Salmo 98 inició el nuevo Papa su primer sermón, en la Capilla Sixtina. Comenzó en inglés, con un tono cercano, casi familiar, para luego lanzarse en italiano a un mensaje de gran densidad teológica y simbólica.
No habló de reformas, ni de estructuras. Habló de Cristo, Pedro, ydel mundo que olvidó a ambos.

EL MUNDO QUE DESPRECIA A DIOS
En un pasaje estremecedor, denunció que hoy muchos consideran la fe como "absurda", y prefieren otras seguridades: la tecnología, el dinero, el poder. "El mundo ridiculiza a quien cree. Lo desprecia. O lo tolera con condescendencia. Pero es aquí donde la misión es más urgente", proclamó.
Fue una bofetada sin violencia. Un lamento lleno de caridad. Y una alerta: los cristianos hoy deben dar la vida por la verdad, sin negociar con la superficialidad reinante.

CRISTO NO ES UN SUPERHÉROE
León XIV advirtió contra un nuevo ateísmo: aquel de quienes valoran a Jesús como "un hombre bueno" o un "líder carismático". Aún dentro de la misma Iglesia. "Muchos bautizados viven en un ateísmo de hecho", lamentó.
El nuevo Papa no se esconde tras diplomacias: denuncia con claridad la reducción de Jesús a un mero personaje moral. Y con voz firme recordó: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Esa frase, dicha por Pedro, debe ser repetida con convicción en cada rincón del planeta.

"DESAPARECER PARA QUE PERMANEZCA CRISTO"
Como Sucesor de Pedro, León XIV citó a san Ignacio de Antioquía, aquel mártir devorado por las fieras: “Seré verdaderamente discípulo cuando el mundo ya no vea mi cuerpo”. Y concluyó con una frase que parece marcar su pontificado: “Desaparecer para que permanezca Cristo”.
No busca protagonismo. No quiere reflectores. Le basta con que el mundo conozca a Jesús.
UN MODELO DE HUMANIDAD SANTA
El Papa mostró una visión esperanzada pero exigente: recordó que Jesús se nos reveló como niño, joven, adulto resucitado... un modelo de humanidad santa a imitar. No una idea vaga, sino una forma concreta de vivir.

UNA ORACIÓN FINAL
El Papa cerró con humildad: pidiendo la intercesión de María, y rogando la gracia de ser fiel al tesoro recibido. "Que Dios me conceda esta gracia, hoy y siempre", dijo, antes de pedir al mundo que lo acompañe con la oración.

UN PAPA QUE NO GRITA, PERO DESPIERTA
León XIV no llegó con promesas vacías ni gestos teatrales. Su primera homilía fue un grito sin alzar la voz. Un llamado a volver al centro: Cristo. A volver a las fuentes: la fe. Y a volver al estilo del Evangelio: humilde, valiente, incómodo y luminoso.
Un Papa que empieza sin ruido, pero con una claridad que no deja dormir. Y eso, en estos tiempos, ya es un milagro.









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