La Iglesia Dice Esto Sobre la Sexualidad… y Casi Nadie lo Quiere Escuchar
- Canal Vida
- hace 12 horas
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No es condena. Es una verdad que incomoda. La Iglesia habló sobre sexualidad, deseo y libertad… y lo que dijo pocos quieren escucharlo. Este mensaje sacude conciencias y obliga a mirarse por dentro, justo cuando el año termina.
Hablar de sexualidad en la Iglesia se volvió un campo minado. Basta con mencionar el tema para que surjan acusaciones, prejuicios, lecturas parciales y frases hechas. Algunos dicen que la Iglesia “condena”, otros que “vive en el pasado”, otros que “no entiende al mundo moderno”. Pero… ¿qué dice realmente la Iglesia? ¿Y por qué su mensaje incomoda tanto?
La respuesta no es simple. Pero es profundamente reveladora.
UNA VOZ QUE NO GRITA, PERO MOLESTA
La Iglesia no grita. No señala con el dedo. No persigue. Lo que hace —y eso es lo que molesta— es recordar que el cuerpo tiene un sentido y que la sexualidad no es un juego sin consecuencias.
En una cultura que lo sexualizó todo, que convirtió el deseo en producto y el cuerpo en mercancía, el mensaje cristiano suena casi revolucionario: la sexualidad es sagrada.
No es un impulso animal. No es consumo. No es descarte. Es lenguaje del amor, entrega, alianza, responsabilidad.
Y eso incomoda. Mucho.
AMAR NO ES JUSTIFICAR TODO
Uno de los mayores malentendidos actuales es creer que amar significa aprobar cualquier conducta. Pero el amor verdadero —el que enseña el Evangelio— no miente, no aplaude lo que destruye, no disfraza el vacío.
Jesús nunca humilló a nadie. Pero tampoco relativizó la verdad. A la mujer adúltera no la condenó… pero le dijo: “Vete y no peques más”.
Ahí está el centro del mensaje cristiano: misericordia infinita, sí; pero también una invitación a cambiar, a sanar, a crecer.
EL ERROR MÁS COMÚN: CONFUNDIR DIGNIDAD CON PERMISO
La Iglesia enseña algo muy claro que hoy se tergiversa: Toda persona tiene dignidad infinita. No todo acto conduce al bien.
Defender la dignidad humana no significa bendecir todo comportamiento. Significa acompañar, escuchar, sostener… sin renunciar a la verdad.
Por eso el mensaje cristiano no es: “Todo está bien”. Es: “Tu vida vale demasiado como para reducirla a un deseo pasajero”.
LA GRAN HERIDA DE NUESTRO TIEMPO
Hoy el drama no es la represión, sino el vacío. Relaciones descartables. Cuerpos usados. Promesas rotas. Soledad disfrazada de libertad.
La Iglesia lo advierte con claridad: cuando el amor se separa de la verdad, termina doliendo. Y cuando la sexualidad se vive sin sentido, deja heridas que no se ven… pero se sienten.
Por eso el mensaje incomoda. Porque va contra la corriente. Porque no vende placer fácil. Porque exige mirar el corazón.
MISERICORDIA, NO CONDENA
El Papa lo repitió una y otra vez: nadie está fuera del amor de Dios. Pero también insistió en algo que casi no se escucha: la misericordia no elimina la verdad, la completa.
La Iglesia no es un tribunal. Es un hospital. Pero incluso en un hospital, primero se reconoce la herida para poder curarla.
EL LLAMADO QUE NADIE QUIERE OÍR
En el fondo, el mensaje es uno solo:
👉 No estás hecho para usar ni ser usado.
👉 No estás hecho para el vacío.
👉 No estás hecho para vivir dividido.
Estás hecho para amar con todo el corazón. Y eso implica responsabilidad, verdad y libertad real.
Quizás por eso molesta tanto. Porque no se adapta al mundo… sino que invita al mundo a cambiar.
Y ese llamado —aunque incomode— sigue siendo hoy uno de los más urgentes y necesarios.
La Iglesia Dice Esto Sobre la Sexualidad… y Casi Nadie lo Quiere Escuchar
La Iglesia Dice Esto Sobre la Sexualidad… y Casi Nadie lo Quiere Escuchar
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