“La Cruz Voló por los Aires”: El Testimonio Escalofriante del Párroco Latinoamericano que Sobrevivió al Bombardeo en Gaza
- Canal Vida
- 20 jul
- 3 Min. de lectura
El párroco Gabriel Romanelli sobrevivió al ataque israelí a la única parroquia católica en Gaza. Su testimonio estremece: muerte, heridas, una cruz destruida… y una fe que no se rinde. Lo contó todo al L'Osservatore Romano. Impactante. Doloroso. Real.

“Las esquirlas de metal me hirieron en la pierna y en el costado… Dos mujeres murieron aplastadas. El portero murió. Uno de nuestros chicos más santos está en terapia intensiva. Y la cruz… la cruz estalló en pedazos”. Así comienza el testimonio desgarrador del padre Gabriel Romanelli, único párroco católico en la Franja de Gaza, en diálogo exclusivo con el L'Osservatore Romano, el diario oficial del Vaticano. Y lo que sigue no es solo un relato: es un grito desde el infierno.

UN INFIERNO EN CASA DE DIOS
El 17 de julio, un misil del ejército israelí alcanzó la parroquia católica de la Sagrada Familia. No era un puesto militar. Era un refugio. Había mujeres, ancianos, niños… y una cruz de dos metros que estalló junto con el frente del templo.
“Dos ancianas estaban bajo una tienda frente a la parroquia. Las rocas cayeron sobre ellas. Murieron en el acto. Y las esquirlas de metal salieron en todas direcciones”, narró el sacerdote, aún con la voz entrecortada.
“Nos llamó el Papa León XIV. Nos dio su bendición. Nos pidió que resistamos.” (Padre Gabriel Romanelli)
LOS NOMBRES QUE NADIE DICE
Los muertos no son cifras. Son rostros, historias, vínculos. El sacerdote argentino los nombró con amor y espanto:
Foumia y Najwa, las ancianas fallecidas.
Saad, el portero que murió cumpliendo su tarea.
Najeeb, con un pulmón perforado, aún luchando por respirar.
Suhail, un joven postulante al sacerdocio, herido de gravedad.
De este último, indicó que “descubrió su vocación a los 15. Debería estar en el seminario… pero la guerra no lo dejó salir. Ahora está en una camilla”.

ÉL TAMBIÉN SANGRA
El propio presbítero Gabriel fue herido en la pierna y el costado. Pero no se detuvo. Celebró misa, enterró a los muertos, rezó. Pide oraciones, pero también algo más urgente: conciencia. “Hemos perdido tanto, y aún así rezamos ‘Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen’”, dijo, citando a Jesús crucificado.
EL LLAMADO QUE CONMOVIÓ
En medio de tanta oscuridad, hubo un rayo de consuelo: “Nos llamó el Papa León XIV. Nos dio su bendición. Nos pidió que resistamos”.
También llegaron el Patriarca Pizzaballa y el ortodoxo griego. “Vieron el horror con sus propios ojos. Y oraron con nosotros”, relató.

UN PEDIDO AL MUNDO: QUE SE TERMINE YA
“No tenemos fuerzas, pero seguimos creyendo. Por favor, recen. Y convenzamos al mundo de que esta guerra no traerá nada bueno ni para Palestina ni para Israel. Solo destrucción. Solo más cruces rotas”, subrayó.
Desde una iglesia herida, con el alma aún de pie, el padre Romanelli no solo da testimonio. Grita. Suplica. Denuncia. Y bendice.
Porque aunque todo estalle, la fe no se rinde. Y en Gaza, entre ruinas y sangre, hay un sacerdote que aún levanta la mirada… y clama por la paz.
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