La Confirmación que Hizo Temblar a Fortaleza: 1.200 Personas Sellaron su Fe en un Solo Día
- Canal Vida
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Una iglesia desbordada, casi 1.200 personas recibiendo el Espíritu Santo y cientos de historias de conversión. Fortaleza vivió una Confirmación histórica, una verdadera escena de Pentecostés que transformó una comunidad entera y dejó testimonios que estremecen.

Fortaleza vivió una escena bíblica. No es exageración: 1.200 almas, de todas las edades, historias y caminos espirituales, recibieron el sábado 15 de noviembre el sacramento de la Confirmación en la Parroquia Nossa Senhora da Glória. Una marea humana que desbordó las calles, estremeció los muros del templo y convirtió una tarde común en un capítulo inolvidable para la Iglesia en Brasil.
La jornada fue tan monumental que muchos fieles la describieron como “Pentecostés en tiempo real”. Dos celebraciones, realizadas el mismo día, sellaron el fuego del Espíritu Santo sobre una comunidad entera. La primera Misa, presidida por el padre João Batista, reunió a 589 jóvenes y adultos; la segunda, a cargo del arzobispo Gregório Paixão, OSB, confirmó a 608 fieles más. Un espectáculo de fe que simplemente no tiene precedentes en la región.
Detrás de este milagro logístico y espiritual hubo una maquinaria pastoral impresionante: 140 catequistas, 90 ministros de la Comunión, 60 acólitos, 20 ceremonieros, un ejército de voluntarios y 8 sacerdotes confesando diariamente durante una intensa semana penitencial que dejó cientos de conversiones y lágrimas sinceras.

El párroco, padre Helano Samy, no lo ocultó: “Cada sacramento es una oportunidad de salvación eterna”. Y esta vez, la frase fue literal. Personas provenientes de otras religiones dieron el paso definitivo hacia la Iglesia Católica, con historias de vida que conmovieron incluso a los más veteranos en la fe.
La comunidad entera vivió algo que se siente una vez por generación: una renovación profunda, una oleada de gracia que no comenzó el sábado… sino que, según muchos, recién está empezando.
Más que una Confirmación, fue un renacer colectivo. Una señal de que, incluso en tiempos turbulentos, Dios sigue encendiendo fuego donde el mundo solo ve cenizas.





