El Salvador: La Iglesia Rompe el Silencio y Denuncia la Muerte de la Libertad
- Canal Vida
- hace 1 día
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En El Salvador, dos de las voces más poderosas de la Iglesia lanzaron una denuncia que sacude al país: pobreza, minería, reformas sin consulta y una libertad que se desvanece. El pueblo y su fe, en pie de lucha.

En el corazón de Centroamérica, mientras las campanas de la catedral de San Salvador resonaban por la Solemnidad del Divino Salvador del Mundo, dos de las voces más respetadas de la Iglesia alzaron un grito que atravesó el país: “¡No somos libres!”
En menos de una semana, el arzobispo José Luis Escobar Alas y el cardenal Gregorio Rosa Chávez encendieron las alarmas sobre un escenario inquietante: pobreza que no cede, minería que amenaza la vida, reformas impuestas sin consultar al pueblo… y una libertad que se desvanece.

“LA ESPERANZA NO PUEDE SER PASIVA”
El 6 de agosto, mientras se celebraban los 500 años de la fundación de San Salvador, monseñor Escobar Alas presidió la Santa Misa ante una catedral repleta de fieles. Inspirado en el monte Tabor, recordó que el pueblo salvadoreño resistió persecuciones y martirios, desde san Óscar Romero hasta los beatos recientes.
Pero no se quedó en lo simbólico: exigió a las autoridades estadounidenses que detengan la criminalización de los migrantes y pidió a los gobernantes nacionales que enfrenten la pobreza con soluciones reales. Su mensaje más directo apuntó a la Asamblea Legislativa: derogar la Ley de Minería, restablecer la prohibición de la explotación metálica y revertir las reformas constitucionales aprobadas sin consulta ciudadana, reformas que abren la puerta a la reelección indefinida y eliminan la segunda vuelta electoral.

“MUCHO NO NOS SENTIMOS LIBRES”
Apenas dos días después, el cardenal Rosa Chávez levantó su voz en las fiestas patronales. Su frase cayó como un rayo: “Muchos no nos sentimos libres en El Salvador”.
Acusó la existencia de un “pensamiento único” que busca transformar al pueblo en una masa alienada, ignorante y manipulable. “Queremos ser un pueblo consciente, capaz de buscar el bien común… no un rebaño ciego”, dijo ante cientos de fieles.
Alertó que podrían venir “tiempos muy difíciles” y advirtió que la democracia verdadera —basada en el diálogo, la tolerancia y el respeto— está siendo negada.

EL MUNDO QUE QUEREMOS... Y NOS ARREBATAN
“El mundo que queremos es uno donde vivamos en democracia, con respeto a la dignidad humana y a los derechos fundamentales. Ese mundo está siendo negado hoy”, sentenció Rosa Chávez.
Para él, el proyecto de país inspirado por san Óscar Romero está gravemente herido. Monseñor Escobar Alas coincidió: “Necesitamos transfigurarnos como sociedad para construir justicia y solidaridad”.

UNA IGLESIA QUE NO CALLA
En un contexto donde callar sería más seguro, la Iglesia salvadoreña optó por levantar la voz. Desde el altar, recordaron que la fe no se reduce a rezar: es también defender la vida, la justicia y la libertad.
En un país marcado por sangre martirial, la advertencia es clara: si el pueblo se duerme, la oscuridad avanzará. Pero si se levanta —como en el Tabor—, la historia puede volver a brillar.