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EL MINISTERIO DE LA ESPERANZA: LA IGLESIA ENTRA EN LA BATALLA POR LA SALUD MENTAL

  • Foto del escritor: Canal Vida
    Canal Vida
  • hace 50 minutos
  • 2 Min. de lectura
El Vaticano lanzó un llamado mundial desde Roma: el “Ministerio de la Esperanza” busca unir fe, ciencia y compasión en la lucha contra la depresión y el suicidio. Tres días para que la Iglesia transforme la oscuridad del alma en consuelo y vida.
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Siempre la asistencia es fundamental ante las personas que pasan por enfermedades mentales.

Roma amaneció distinta este 5 de noviembre. En la Sala Pío X, a pasos de la Plaza de San Pedro, se abrió un foro sin precedentes: el “Ministerio de la Esperanza”, un congreso católico que por primera vez pone en el centro el drama silencioso de la salud mental. Durante tres días —hasta el 7 de noviembre— teólogos, médicos, sacerdotes y sobrevivientes unirán ciencia y fe para enfrentar uno de los males más oscuros del siglo: la desesperanza.



“EL QUE SUFRE NO ESTÁ SOLO”

El encuentro coincide con la intención de oración del Papa León XIV, que este mes pidió rezar “por quienes combaten con pensamientos suicidas”. En su mensaje, el Pontífice imploró a las comunidades católicas ser consuelo, no espectadoras, y recordó que “también los creyentes pueden ser vulnerables a la tristeza sin esperanza”.


Durante la misa inaugural en el Santo Espíritu en Sassia, los asistentes encendieron velas por las víctimas del suicidio y por quienes aún luchan en silencio. El eco de las oraciones llenó el templo con una consigna: “La vida sigue siendo un don, incluso en medio del dolor”.

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FE, CIENCIA Y LÁGRIMAS

El foro —organizado por la Asociación Internacional de Ministros Católicos para la Salud Mental con el apoyo del Vaticano— busca formar pastores con empatía, pero también con preparación profesional.“Sanar el alma no basta con rezar, hay que escuchar, acompañar y entender”, dijo uno de los oradores, aludiendo a una Iglesia que quiere mirar el dolor de frente.


En tiempos donde la ansiedad y la depresión se multiplican, la Iglesia propone un nuevo desafío pastoral: transformar el sufrimiento en esperanza y la soledad en comunidad. Roma, una vez más, es el epicentro de un milagro silencioso.



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