EL ENTRENADOR QUE QUIERE SERVIR A DIOS: EL MILAGRO SILENCIOSO DE LA NBA
- Canal Vida

- hace 5 horas
- 3 Min. de lectura
Joe Mazzulla, el entrenador de los Boston Celtics, sorprendió al mundo al revelar su deseo de convertirse en diácono permanente. El hombre que conquistó la NBA quiere ahora servir a Dios desde el altar. Su historia conmueve y despierta fe.

En un mundo donde el éxito se mide en trofeos, contratos y fama, un entrenador de la NBA sorprendió al planeta con una confesión que conmovió tanto a creyentes como a escépticos. Joe Mazzulla, el hombre que llevó a los Boston Celtics a la gloria del básquetbol, reveló que su próximo sueño no es otro anillo… sino el altar.
Durante una entrevista en el podcast Godsplaining de los frailes dominicos, el joven técnico habló de su fe con una serenidad que contrastó con el ruido del mundo deportivo. Al ser consultado sobre su próximo objetivo profesional, respondió sin dudar: “Acabo de volverme elegible para ser diácono, algo que siempre he querido hacer”.
El silencio que siguió fue elocuente. Ni el entrevistador, el padre Joseph-Anthony Kress, ni los oyentes esperaban una respuesta tan inesperada, tan celestial. “Pensé que hablaría de un nuevo campeonato o de los Juegos Olímpicos —confesó el sacerdote—. Pero Mazzulla aspiraba a un premio más eterno: servir a Cristo”.

DEL PARQUET AL ALTAR
Mazzulla, de 36 años, siempre fue un hombre de convicciones fuertes. Se declara católico practicante, reza el Rosario antes de cada partido y suele hablar de la Virgen María como su guía espiritual.
En una conferencia de prensa en 2022, tras una victoria frente al Miami Heat, un periodista le preguntó si había saludado al príncipe William y a Kate Middleton. Su respuesta se volvió viral:“¿Jesús, María y José? Solo conozco a una familia real”.
Aquel comentario, aparentemente simple, reveló la raíz profunda de su fe. Desde entonces, se convirtió en una figura atípica en la NBA: un entrenador que no teme hablar de Dios, del pecado, de la redención y de la necesidad de tener una brújula moral incluso entre los reflectores del éxito.

EL SERVICIO MÁS ALTO
Convertirse en diácono permanente implica una entrega radical. Es un compromiso de por vida con la Iglesia: proclamar la Palabra, servir en la Liturgia y, sobre todo, vivir la caridad. Los diáconos son hombres casados, trabajadores y padres de familia que predican no solo con la voz, sino con la vida.
Mazzulla, que está casado y tiene hijos, encarna ese ideal moderno del laico que no renuncia a su vocación divina en medio del mundo. “El deporte enseña disciplina, humildad y sacrificio. Son las mismas virtudes que el Evangelio exige”, dijo en el podcast.
UN TESTIMONIO QUE DESAFÍA AL MUNDO
En una época donde muchos buscan ídolos, Joe Mazzulla propone santos. No levanta trofeos, sino almas. No corre hacia la fama, sino hacia el servicio. “Quiero entrenar… pero para el Reino de Dios”, expresó sonriendo.
Su historia es un recordatorio poderoso: incluso en los estadios más ruidosos, Dios sigue llamando en silencio. Y algunos, como Joe, todavía escuchan.
¿Podría el próximo milagro de la NBA no venir de una jugada, sino de una vocación?










Comentarios