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El Delfín de María Auxiliadora: La Fe que Nadó 105 Horas por Amor y Gratitud

  • Foto del escritor: Canal Vida
    Canal Vida
  • 24 may
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 26 may

Lo llamaban “el Delfín de María Auxiliadora” y no era un apodo: era una vocación. Luis Gilberto Ruiz nadó más de 100 horas por el río Paraguay. Hoy, en el día de la Virgen, recordamos al hombre que nadaba por amor… y llegaba a la meta de rodillas ante Ella.
María Auxiliadora
El "Delfín" con la familia y la infaltable María Auxiliadora.

Mientras Paraguay honra hoy a María Auxiliadora con misas, procesiones y cantos, es imposible no recordar a quien se autoproclamaba su nadador: Luis Gilberto Ruiz, el llamado “Delfín de María Auxiliadora”, devoto ferviente y leyenda viva de las aguas paraguayas, fallecido en 2009.





PEDRO KRISKOVICH

En 1956, con apenas 33 años, Ruiz marcó un hito mundial al nadar 105 horas y 30 minutos ininterrumpidas por el río Paraguay, desde Concepción hasta Asunción. Lo recibieron con vítores, flores y las llaves de la ciudad… pero él pidió hacer una sola cosa antes de cualquier ceremonia: ir a la parroquia de María Auxiliadora para dar gracias. Esa fe, confesaba, lo había sostenido en cada brazada, entre corrientes, fiebre y mosquitos.


MARÍA AUXILIADORA
En cada brazada, la Virgen lo acompañaba.

“No soy yo el que nadó… fue Ella la que me llevó”, decía con humildad. Porque nadaba con el cuerpo, pero ofrecía con el alma. Y aunque muchos querían llevarlo directo a Mburuvicha Róga, él prefirió primero arrodillarse ante la Virgen.


MARÍA AUXILIADORA
La familia de Ruíz lo recordó en 2011, a dos años de su fallecimiento, en una producción de Cristo Hoy.

Su devoción no fue decorativa: le construyó una vida entera. Fundó el Cuerpo de Bomberos Voluntarios del Paraguay, enseñó a miles a nadar, y siguió sirviendo a su comunidad hasta que la salud se lo permitió. Siempre con el nombre de María en los labios, y con una medalla de la Auxiliadora al cuello.


MARÍA AUXILIADORA
María lo acompañó en su épica.

En su memoria —y como un acto de justicia espiritual— hoy más que nunca, Paraguay debería recordarlo. Porque si hay alguien que encarnó el espíritu de María Auxiliadora en carne viva, en lucha y en río, fue Luis Gilberto Ruiz.


Y aunque los gobiernos lo olvidaron, el cielo no lo hizo. Hoy, el delfín nada en aguas eternas, bajo la mirada de la Madre que tanto amó.

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