El Cardenal Parolin Denuncia que Están Matando de Hambre a Todo un Pueblo: “¡Ya No Queda Nada en Gaza!”
- Canal Vida
- 19 jul
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El secretario de Estado del Vaticano rompe el silencio y denuncia una guerra sin alma ni misericordia. El Papa recibe el llamado de Netanyahu mientras crecen las dudas sobre un ataque a una iglesia cristiana.
Con voz grave y sin rodeos, el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano, declaró en vivo durante una entrevista telefónica con el programa Tg2 Post de la RAI: “Lo que ocurre en Gaza es una guerra sin límites. Están destruyendo y matando de hambre a toda una población”. La frase estalló como una bomba en el aire diplomático y eclesial. El peso de sus palabras revela una verdad cada vez más insostenible: Gaza se convirtió en un infierno en la Tierra.
Parolin no habló solo como diplomático, lo hizo como pastor herido, testigo de una masacre que ya no puede callarse. Su intervención se produjo apenas horas después de que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, llamara directamente León XIV para explicarle el brutal ataque del pasado jueves contra la iglesia de la Sagrada Familia de Gaza, que dejó tres muertos, diez heridos —entre ellos el párroco Gabriel Romanelli— y un altar profanado por las balas.
¿ERROR MILITAR... O ATAQUE DELIBERADO?
El Vaticano exige respuestas claras. Según Parolin, la explicación inicial del gobierno israelí fue que se trató de un “error”. Pero el cardenal no se conforma con excusas. “Es urgente que esa investigación prometida se realice con seriedad… y que sus resultados se hagan públicos”, advirtió. El temor es profundo: ¿se intentó silenciar una voz cristiana en medio del caos?
“Los cristianos fueron siempre un factor de moderación en Medio Oriente”, recordó el purpurado. Si se les ataca, se destruye no solo un templo, sino una posibilidad de paz. “¿Quieren eliminar toda esperanza?”, se preguntó, dejando abierta una inquietante sospecha: que el ataque haya sido más simbólico que accidental.
LA TREGUA QUE NO LLEGA... Y LA FE QUE RESISTE
El cardenal dejó claro que la Santa Sede está siempre dispuesta a mediar, pero que la mediación solo existe cuando ambas partes la aceptan. Hoy, ni Israel ni Hamás parecen dar señales de esa voluntad. “Sin voluntad política, no hay paz posible”, dijo con resignación, aunque sin perder la esperanza.
En medio de la sangre y el polvo, el Papa sigue rezando, llamando al mundo a no olvidar que hay niños sin pan, madres sin refugio y cruces que se levantan sobre los escombros.
Mientras los misiles caen, la pregunta resuena como eco en la cúpula de San Pedro:¿Quién podrá detener esta guerra sin alma, que ni siquiera perdona los altares?
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