El Beato que Firmó un Pacto con el Diablo y Terminó Dedicando su Vida al Rosario
- Canal Vida

- 17 oct
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Pasó de servir al demonio a consagrar su vida a la Virgen. Bartolo Longo, antiguo "sacerdote satánico", se convirtió en el “Apóstol del Rosario”. A 45 años de su beatificación, su historia vuelve a estremecer al mundo católico.

Hay conversiones que estremecen el alma, pero pocas tan radicales como la de Bartolo Longo (1841-1926), el abogado italiano que pasó de ser un "sacerdote satánico" a uno de los más grandes apóstoles de la Virgen María.
A 45 años de su beatificación por san Juan Pablo II, su historia sigue sacudiendo corazones y recordando el poder del Rosario para arrancar almas de las tinieblas.

DE LAS SOMBRAS AL LUZ
Nacido en 1841 en Latiano, Italia, Bartolo fue criado en una familia católica, pero su fe se resquebrajó cuando se trasladó a Nápoles a estudiar Derecho. En la universidad, se vio atrapado por el espíritu anticlerical del siglo XIX. Los rituales espiritistas y las promesas de poder lo sedujeron. Terminó siendo “ordenado sacerdote” de una secta satánica.
Pronto, su vida se hundió en la oscuridad: insomnio, visiones, ataques de pánico, voces que lo atormentaban. En su desesperación, aceptó el consejo de un amigo y buscó ayuda espiritual. Fue el padre Alberto Radente, un dominico de profunda sabiduría, quien lo guió paso a paso hacia la conversión.
Una confesión lo cambió todo. Bartolo renunció públicamente al satanismo y se consagró a la Virgen del Rosario. “El que propague el Rosario se salvará”, prometió, y dedicó el resto de su vida a cumplir esa misión.
EL MILAGRO DE POMPEYA
Ya convertido, fundó en el Valle de Pompeya el santuario de Nuestra Señora del Rosario, que hoy recibe millones de peregrinos cada año. También creó orfanatos y escuelas para niños pobres, convencido de que la fe debía expresarse en obras concretas.
Sus palabras finales fueron una declaración de amor eterno: “Mi único deseo es ver a María, que me salvó y me salvará de las garras de Satanás”.
UNA LECCIÓN PARA NUESTROS DÍAS
En tiempos en que el mal se disfraza de “nueva espiritualidad”, la historia de Bartolo Longo recuerda que no hay pecado más grande que la misericordia de Dios no pueda borrar.
Su “oración a la Reina del Santo Rosario” aún se reza en todo el mundo, y su santuario es testimonio de una verdad que el infierno odia: El Rosario vence al demonio. Siempre.
ORACIÓN DE BARTOLO LONGO A LA VIRGEN:
Súplica a la Reina del Santo Rosario
Oh Bienaventurado Rosario de María, dulce cadena que nos une a Dios, vínculo de amor que nos une a los ángeles, torre de salvación contra los ataques del infierno, puerto seguro en nuestro naufragio universal, nunca te abandonaremos.
Serás nuestro alivio en la hora de la muerte; tuyo nuestro último beso mientras que nuestra vida se consume. Y, la última palabra de nuestros labios será tu dulce nombre,
Oh Reina del Rosario de Pompeya, Oh queridísima Madre, Oh Refugio de los Pecadores, Oh Soberana Consoladora de los Afligidos. Seas Tú bendecida en todas partes, hoy y por siempre, en la tierra y en el cielo.










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