EL AMOR NO ESTÁ PASADO DE MODA: LEÓN XIV DEFIENDE EL MATRIMONIO COMO EL CAMINO MÁS BELLO HACIA DIOS
- Canal Vida
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En tiempos donde el amor se diluye, el Papa recordó que el matrimonio no es una prisión ni una antigüedad: es el camino más sublime hacia Dios. “El amor fiel no pasa de moda… se hace eterno”, afirmó.

En una época en que el amor verdadero parece quedar sepultado bajo contratos efímeros, vínculos líquidos y uniones sin raíces, León XIV alzó la voz con una claridad que estremeció incluso dentro de los muros del Vaticano: “El matrimonio es una de las vocaciones más nobles y elevadas, no está pasado de moda ni es aburrido”.
Sus palabras, dirigidas al obispo de Séez con motivo del décimo aniversario de la canonización de Luis y Celia Martin, los padres de santa Teresa del Niño Jesús, resonaron como un antídoto divino frente a los falsos modelos de unión que hoy el mundo idolatra.

SANTOS DE LA PUERTA DE AL LADO
El Obispo de Roma recordó que los Martin no se hicieron santos a pesar del matrimonio, sino “a través de él, en él y por él”. Desde su casa en Alençon, con sus nueve hijos —cinco de ellos religiosas—, vivieron un amor cotidiano, hecho de ternura, trabajo, oración y sacrificio.
No fundaron un monasterio ni levantaron templos: su altar fue la mesa familiar. Allí, cada domingo, Jesús era el primer invitado, el testigo silencioso de un amor que no huía del dolor, sino que lo transformaba.
LA FAMILIA NO ES UN INVENTO DEL PASADO, SINO UNA PROFECÍA DEL FUTURO
El Pontífice denunció sin rodeos los “modelos efímeros, individualistas y egoístas” que se venden como amor, pero dejan tras de sí vacío, desolación y ruptura. Frente a esa cultura del descarte sentimental, León XIV propone a los Martin como un espejo donde el mundo moderno puede redescubrir la belleza del “para siempre”.
“Dios primero servido”, recordó el Papa, fue el lema que sostuvo a este matrimonio, y que puede volver a sostener a millones de hogares que hoy se derrumban bajo el ruido y la prisa.

EL MILAGRO DE UNA FELICIDAD QUE NO MUERE
Luis y Celia no tuvieron una vida fácil: perdieron hijos, enfrentaron enfermedad y pobreza. Pero nada los apartó de la fe ni de su promesa. “Qué consuelo es estar juntos en la prueba, unidos a la Cruz de Cristo”, exclamó León XIV.
Ese amor firme, fecundo y radiante se convirtió en escuela para su hija Teresa, la futura Doctora de la Iglesia. “¿Cómo habría amado tanto a Jesús —preguntó el Papa— si no hubiera visto ese amor en sus padres?”.
UNA REVOLUCIÓN SILENCIOSA
En tiempos de uniones descartables, León XIV propuso una revolución: matrimonios que vuelvan a poner a Cristo en el centro, que eduquen en la fe, que rían, que perdonen y que se acompañen hasta el cielo. “Pongan a Jesús en el corazón de su hogar —pidió—, y descubrirán la felicidad que el mundo no puede dar”.
Luis y Celia Martin, canonizados juntos, son —dijo el Papa— la prueba viva de que el amor verdadero no se extingue… se santifica.
“Cuando el amor nace de Dios, ningún tiempo puede corromperlo. Es la llama más antigua… y la única que nunca se apaga”, subrayó León XIV.
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