Se Cerró la Puerta Santa: El Gesto que Conmovió a Roma y Selló un Año de Misericordia
- Canal Vida
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Se cerró la Puerta Santa de San Juan de Letrán, pero no la misericordia. Un gesto cargado de historia, fe y emoción que recordó al mundo que Dios sigue llamando… incluso cuando parece que todo se apaga.

Hoy, en el corazón espiritual del mundo, ocurrió un gesto cargado de historia, misterio y esperanza. La Puerta Santa de la Basílica de San Juan de Letrán —la madre de todas las iglesias— fue solemnemente cerrada. Y con ese acto silencioso, la Iglesia recordó al mundo algo esencial: la misericordia de Dios nunca se clausura.
El cardenal Baldassare Reina subió lentamente los escalones del templo, se detuvo ante el umbral y, de rodillas, elevó una oración que resonó como un susurro eterno: “Hoy elevamos un himno de acción de gracias al Padre por todos los signos de su amor”. Luego, con un gesto solemne, cerró la Puerta Santa. El silencio fue total. Algunos fieles tocaron el marco con las manos, como queriendo llevarse consigo un pedazo de gracia.
¿Qué significa cerrar la Puerta Santa?
La Puerta Santa no es una puerta cualquiera. Representa a Cristo mismo, “la puerta por la que entran las ovejas”. Cruzarla durante un Año Jubilar simboliza el paso del pecado a la gracia, del cansancio a la misericordia, de la culpa al perdón.
Se abre únicamente en los Años Santos —generalmente cada 25 años— o en ocasiones extraordinarias, como jubileos especiales convocados por el Papa. Al atravesarla, los fieles expresan el deseo de conversión profunda y de reconciliación con Dios.
Su cierre, lejos de ser un final, es un envío: la misericordia recibida debe ahora vivirse en el mundo.
“La verdadera Puerta Santa ahora somos nosotros, cuando elegimos amar, perdonar y construir paz.” (Cardenal Baldassare Reina)
Una ceremonia cargada de emoción
El Portal Santo había sido abierta el 29 de diciembre de 2024, en la fiesta de la Sagrada Familia. Hoy, en la memoria de san Juan Evangelista, el “discípulo amado”, se cerró como signo de madurez espiritual. El cardenal Reina recordó que Juan fue quien apoyó su cabeza en el pecho de Cristo y aprendió a escuchar el latido del amor.
“Muchos hoy viven la ausencia, el dolor, la injusticia, la soledad”, advirtió el purpurado. “Pero el cristiano no puede resignarse. Está llamado a ser signo de esperanza, constructor de fraternidad”.

Un mensaje para un mundo herido
Durante la homilía, el purpurado fue contundente: no se puede vivir la fe ignorando el sufrimiento de los demás. Habló de una sociedad marcada por el individualismo, la indiferencia y la pérdida del sentido. Pero también dejó una promesa: la misericordia de Dios sigue abierta, aunque la puerta física se haya cerrado.
“Cristo sigue llamando”, afirmó. “Y lo hará hasta el final de los tiempos”.
La Puerta que nunca se cierra
Históricamente, la Puerta Santa de Letrán fue la primera en abrirse, en 1423. La actual, obra del escultor Floriano Bodini, muestra a María sosteniendo al Niño que se entrega a la Cruz: un símbolo poderoso del amor que salva.
Hoy, al cerrarse, no se clausura la gracia, sino que se confía a los fieles la misión de llevarla al mundo.
Como dijo el cardenal al final de la celebración: “La verdadera Puerta Santa ahora somos nosotros, cuando elegimos amar, perdonar y construir paz”.
Y así, mientras las campanas resonaban en Roma, el Año Jubilar dejó una certeza grabada en el corazón de miles: la misericordia no se encierra… se vive.
Se Cerró la Puerta Santa: El Gesto que Conmovió a Roma y Selló un Año de Misericordia





