QUE TU CORAZÓN SANGRE CON LOS QUE SUFREN: LA INTENCIÓN DEL PAPA QUE ABRAZA A LOS DESAMPARADOS
- Canal Vida
- hace 2 días
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En este junio dedicado al Corazón de Jesús, León XIV nos llama a crecer en compasión. Su mensaje resuena con fuerza tras el asesinato de María Fernanda Benítez: solo desde el amor que sufre con el otro podremos transformar este mundo.

“Señor, vengo a tu tierno Corazón...” Así comienza la oración que este mes reza León XIV, en el tradicional video del Papa. Junio, mes del Sagrado Corazón de Jesús, se convierte en clamor. Y esta vez, su voz nos sacude. Nos invita a mirar con los ojos del Crucificado, a vivir desde el centro palpitante de su amor.
“Recemos para que cada uno de nosotros encuentre consolación en la relación personal con Jesús, y aprenda de su corazón la compasión por el mundo”, dice el Pontífice. No es una frase piadosa. Es un programa de vida. Porque compasión no es lástima: es sentir con el otro. Es sufrir con el que sufre. Es dejar que el corazón sangre con los que lloran. Y eso, justamente eso, es lo que nos está faltando como humanidad.
EL DOLOR TIENE NOMBRES Y ROSTROS
La intención del Santo Padre no llega en el vacío. Aparece en un mundo herido. En una América Latina sacudida por la violencia, el descarte y la injusticia. En un Paraguay donde el corazón de todos se estremeció por el crimen de María Fernanda Benítez.
Ella era joven. Creyente. Comprometida. Su sangre clama desde el suelo ovetense por un mundo distinto. Y el llamado del vicario de Cristo en la tierra es respuesta: no podemos seguir anestesiados. No podemos mirar para otro lado. Hay que volver al Corazón de Cristo. Él, que fue traspasado por una lanza, entiende el sufrimiento mejor que nadie. Desde ese corazón, nacerá el mundo nuevo.

UNA MISIÓN DE COMPASIÓN
La Red Mundial de Oración del Papa habla de una “misión de compasión”. No es teoría. Es práctica. Es acción. Es orar con el que llora. Servir al que no tiene. Consolar al abandonado. Denunciar lo que mata. Reparar lo que duele. Abrazar lo que el mundo descarta.
En ese sentido, la figura de María Fernanda no es solo un caso trágico: es un símbolo. Representa a todos los inocentes que el mundo rechaza. A todos los jóvenes que creen en un Dios vivo, y terminan crucificados por sistemas que prefieren la violencia al amor.
El Papa, en su oración, lo expresa con una ternura que hiere y sana: “Tú, que derramas compasión sobre los pequeños y los pobres, sobre los que sufren y sobre toda miseria humana... Deseo conocerte más”. Esa oración, hoy, tiene el rostro de María Fernanda. Y el de tantos otros.

CORAZONES CONFORMADOS AL DE JESÚS
La devoción al Sagrado Corazón no es una costumbre anticuada. Es un grito contra la frialdad del mundo. Es volver a mirar a Jesús en la cruz y decirle: “También quiero amar así”. Es dejar que su corazón cambie el nuestro. Que lo moldee. Que lo encienda.
El Corazón de Jesús no es estético: es activo. Late. Busca. Abraza. Rompe fronteras. Y nos llama a tener un corazón parecido. Por eso el Papa no pide ideas ni manifiestos: pide relación. Encuentro. Intimidad. Porque solo desde allí nacerá la verdadera misión.

UNA ORACIÓN QUE ES LLANTO Y MISIÓN
“Desde este encuentro, envíanos en misión; una misión de compasión por un mundo en el que eres la fuente de donde fluye toda consolación”, reza el Papa.
Y esa misión, en este junio, comienza en el silencio orante, pero no termina allí. Nos empuja a actuar. A transformar. A llorar con los que lloran y a gritar con los que ya no tienen voz.
Que en este mes del Sagrado Corazón, no nos acostumbremos a la muerte. Que la memoria de María Fernanda nos despierte. Y que el corazón de Cristo nos haga nuevos. Con corazones de carne. Que sienten. Que arden. Que aman. Porque sólo la compasión puede salvar al mundo.
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