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Proteger a los vulnerables

Bajo el lema “Una Iglesia segura es tarea de todos”, se desarrolló en Asunción una jornada de concientización sobre los abusos infantiles.
 

La prevención y protección de abusos infantiles es una tarea fundamental para la Iglesia Católica y para la sociedad en general. Es por eso que iniciativas como el Centro de Prevención y Protección de abusos a menores y personas vulnerables del Arzobispado de Asunción, son vitales en la lucha contra este flagelo.


El fin de semana pasado, la entidad que depende de la Pastoral del Cuidado llevó a cabo una jornada de capacitación en prevención de abusos bajo el lema "Una Iglesia segura es tarea de todos", que se realizó en la parroquia San Roque González de Santa Cruz del Decanato 2, en la que se abordaron temas clave para la prevención y protección de abusos infantiles.

 
 

La labor de esta pastoral es de gran importancia, ya que busca fomentar la cultura del cuidado y la protección a través de la construcción de entornos saludables en los ámbitos eclesiales.


Esto implica desarrollar programas para la prevención de todo tipo de abusos a través de espacios para la concientización y la capacitación. Además, ofrecen un espacio de acogida, escucha y orientación a las víctimas, para brindarles apoyo y acompañamiento en su proceso de sanación.


La formación de apóstoles del cuidado como la que se llevó a cabo en la parroquia San Roque González de Santa Cruz es un paso importante en la lucha contra los abusos infantiles y la protección de los más vulnerables.


Es fundamental que la Iglesia asuma su responsabilidad en la prevención y protección de abusos infantiles, y que se trabaje activamente para crear entornos seguros para los niños, lo que implica no solo la implementación de políticas y protocolos adecuados, sino también la formación de todos los agentes pastorales para reconocer y prevenir cualquier situación de abuso.

 
 

En este sentido, es importante que todos los miembros de la Iglesia, desde los sacerdotes hasta los laicos, asuman su responsabilidad en la protección de los más vulnerables. Solo así se podrá construir una Iglesia verdaderamente segura y proteger a aquellos que más lo necesitan.

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