No Todo es Perdón: La Verdad Incómoda que la Iglesia Recuerda Antes de Comulgar en Navidad
- Canal Vida

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Navidad no es un pase libre espiritual. Antes de comulgar, la Iglesia recuerda una verdad incómoda que muchos prefieren ignorar. Perdón, conciencia y confesión: lo que nadie explica… y puede cambiar tu forma de acercarte al altar.

Antes del canto, antes del pesebre, antes de la fila para comulgar, la Iglesia hace una advertencia que incomoda. No todo es perdón automático. No toda comunión es encuentro. Y no todo corazón está preparado para recibir a Dios hecho Pan.
En Navidad, los templos se llenan. Vuelven los que no pisan una iglesia desde hace meses. Familias enteras se acercan al altar con emoción, nostalgia y tradición. Pero en medio de ese clima cálido, la Iglesia —fiel a su misión— no suaviza el mensaje: comulgar no es un gesto social ni un acto sentimental. Es un sacramento que exige verdad interior.
La Navidad No Suspende la Conciencia
Existe una idea peligrosa que circula cada diciembre: “En Navidad Dios perdona todo”. Como si el Niño Jesús funcionara como una amnistía espiritual general. Pero la doctrina católica es clara y constante: el perdón no se impone, se recibe. Y solo se recibe cuando hay arrepentimiento real.
San Pablo lo dijo sin rodeos, y la Iglesia nunca dejó de repetirlo:
“Quien come el pan o bebe el cáliz del Señor indignamente, come y bebe su propia condenación” (1 Cor 11,27-29).
No es amenaza. Es advertencia de amor. Porque el problema no es Dios, el problema es el corazón cerrado que se acerca sin verdad.

Comulgar No es “Ir”: es Estar en Gracia
Antes de Navidad, la Iglesia recuerda algo que el mundo prefiere callar: no basta con querer comulgar, hay que poder hacerlo espiritualmente.
¿Qué significa eso?
No tener conciencia de pecado mortal no confesado
Haber hecho un examen sincero del corazón
Tener arrepentimiento real, no excusas
Haber pasado —si es necesario— por el sacramento de la Reconciliación
La confesión no es un trámite previo incómodo. Es el pesebre interior donde Cristo quiere nacer. Sin ese espacio limpio, la comunión se vacía de sentido.
El Silencio que Precede al Pan
La liturgia de Adviento no grita perdón barato. Invita al silencio, al examen, a la verdad. Por eso, antes de Navidad, la Iglesia propone menos euforia y más interioridad.
El silencio revela lo que el ruido tapa:
heridas no sanadas
rencores no confesados
pecados normalizados
decisiones que se evitan revisar
Dios no entra donde todo está justificado. Entra donde hay humildad.

Pecado: la Palabra que Incomoda Pero Libera
En tiempos donde todo se relativiza, la palabra pecado molesta. Se la considera antigua, dura, negativa. Pero la Iglesia insiste: sin conciencia de pecado, no hay necesidad de salvación.
Navidad no es solo ternura. Es también confrontación:
Dios se hace pequeño para mostrarnos nuestra grandeza… y nuestras miserias.
Dios nace en un pesebre para recordarnos que el orgullo no salva.
El perdón cristiano no niega el pecado: lo vence desde la verdad.
La Comunión Indigna: el Riesgo Silencioso
Pocos hablan de esto. Pero la Iglesia sí. Y lo hace antes de Navidad con especial claridad: recibir la Eucaristía sin estar en gracia no acerca a Dios, lo contradice.
No porque Dios rechace, sino porque el corazón se cierra. No porque falte misericordia, sino porque sobra autoengaño.
Por eso, muchos santos preferían no comulgar antes que hacerlo sin verdad. Sabían que el amor no se finge ante el altar.

La Confesión: el Regalo que Nadie Publicita
Mientras el mundo vende regalos, la Iglesia ofrece uno incómodo pero transformador: la confesión antes de Navidad.
No da likes. No es estética. No es viral. Pero libera. Sana. Reordena. Y devuelve a la Eucaristía su fuerza real.
Navidad no es un Pase Libre Espiritual
La Iglesia no endurece el mensaje. Lo cuida. Porque sabe que recibir a Cristo no es un gesto automático, sino una decisión profunda.
Antes de comulgar, la Iglesia no pregunta si sos “buena persona”. Pregunta si estás dispuesto a dejarte perdonar de verdad.
Y esa es la verdad incómoda que el mundo prefiere callar… pero que salva.
Porque no todo es perdón automático. Pero todo puede ser perdonado… si el corazón se abre de verdad.
No Todo es Perdón: La Verdad Incómoda que la Iglesia Recuerda Antes de Comulgar en Navidad
No Todo es Perdón: La Verdad Incómoda que la Iglesia Recuerda Antes de Comulgar en Navidad









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