Luz entre las ruinas: la fe que resiste en Gaza
- Canal Vida

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En medio del horror, una familia palestina encuentra refugio en la Iglesia de la Sagrada Familia, en Gaza. Suhail, de 20 años, perdió a sus padres y abuelos, pero no la fe. Entre ruinas, sigue rezando: “Dios es generoso”.

Entre los escombros, donde la muerte tiene rostro y nombre, una pequeña chispa se niega a apagarse. En el corazón del infierno —la Franja de Gaza—, un joven de 20 años llamado Suhail Abo Dawod sostiene lo que muchos perdieron: la fe, la esperanza y el amor.
Su historia no es solo un testimonio de dolor; es una parábola moderna sobre la luz que no se deja vencer por las tinieblas.

DE LAS CENIZAS A LA CASA DE DIOS
Suhail lo perdió todo. Su hogar, su madre, su padre, su abuelo. Las bombas arrasaron no solo sus muros, sino su historia familiar. “Nuestra casa fue destruida el 25 de octubre de 2023… y aún la estábamos pagando”, recuerda.
La tragedia se repitió con la vivienda de sus abuelos. No quedó nada, salvo el eco del miedo y la certeza de que no hay refugio… excepto uno: la Iglesia de la Sagrada Familia, el último rincón de misericordia en una tierra desgarrada.
Allí, entre ruinas y oraciones, este joven palestino encontró un milagro cotidiano: la solidaridad. Los muros de la parroquia se convirtieron en el arca que salvó a los últimos que aún creen en algo.

“DIOS ES GENEROSO”
Pese al horror, Suhail no maldice. No odia. No reniega. Reza... Lo hace por la paz, por los enemigos, por los que ya no están. Reza por un mundo donde los niños no crezcan entre el polvo y el miedo. “Damos gracias a Dios por permitirnos habitar en su morada. Dios es generoso”, dice con una serenidad que desafía la lógica humana.
Su fe es tan radical que se convierte en denuncia: solo quien cree puede seguir amando en medio del fuego.

UNA IGLESIA QUE AÚN ABRAZA
En el complejo parroquial de Gaza, cientos de desplazados hallaron cobijo. Entre ellos, Suhail y su hermana. Los sacerdotes y voluntarios son su nueva familia; los rezos, su alimento diario.
Cada misa en esa iglesia, cada Ave María pronunciada entre los escombros, es un acto de resistencia espiritual. Un grito silencioso al cielo: “¡Todavía creemos!”.
“Que la Señora de la Paz rece por nosotros”, pide Suhail. Y su voz no se apaga.

CUANDO EL CIELO SE ASOMA ENTRE LOS ESCOMBROS
En medio del caos, el joven agradece al Papa León XIV, quien —como Francisco antes que él— pidió incesantemente por el fin de la guerra.
Gaza arde. El mundo mira. Pero en la Iglesia de la Sagrada Familia aún brilla una lámpara encendida.
Porque aunque todo parezca perdido, la fe nunca se rinde.









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