León XIV: “Que los jóvenes y la Iglesia sirvan al Reino de Dios”
- Canal Vida
- 4 oct
- 3 Min. de lectura
El Papa estremeció la plaza San Pedro con un llamado directo: “Quien no elige, desespera”. Inspirado en santa Clara y san Francisco, advirtió que los jóvenes y la Iglesia deben optar sin miedo: ¿a quién servir, a Dios o al dinero?

En plena fiesta de san Francisco de Asís, la plaza de San Pedro se transformó en un mar de esperanza. Cientos de miles escucharon León XIV lanzar un mensaje tan contundente como necesario: “ningún servidor puede servir a dos señores”.
El Pontífice no se dirigió solo a los fieles presentes, sino a la humanidad entera: jóvenes, familias, consagrados, todos llamados a elegir entre el brillo efímero del dinero o la eternidad luminosa del Reino de Dios.
EL EJEMPLO DE CLARA DE ASÍS
El Papa llevó la reflexión hacia una de las figuras más radicales del cristianismo: Santa Clara de Asís, la muchacha que desafió a su tiempo para abrazar la pobreza evangélica. “Si Francisco rompió con su familia, el escándalo fue grande.
Pero Clara… ¡Clara eligió como mujer, queriendo ser tan libre como los hermanos!”, exclamó León XIV. En esa elección –arriesgada, incomprensible y heroica– se encierra, según el Papa, la clave para los jóvenes de hoy: atreverse a optar por Cristo en un mundo que ofrece distracciones, riqueza e indiferencia.
ESPERAR ES ELEGIR
Uno de los momentos más impactantes del discurso fue cuando el Papa habló de la acedia espiritual, esa tristeza mortal que paraliza y deja al alma sin rumbo. “Quien no elige, desespera”, sentenció.
El Pontífice puso el dedo en la llaga: la cultura actual nos empuja a no decidir, a vivir anestesiados, a dejar que la vida pase. Frente a ello, el Jubileo se convierte en un desafío: esperar es elegir, atravesar la Puerta Santa es atreverse a comenzar de nuevo.

LOS JÓVENES, EL EVANGELIO Y LA IGLESIA
Con pasión, León XIV recordó que “a los jóvenes les gusta el Evangelio”. Y no porque les atraigan los discursos, sino porque se sienten conmovidos ante quienes han tomado decisiones firmes y cargan con sus consecuencias. “La opción de Clara de Asís –dijo– inspiró vocaciones en todo el mundo y sigue inspirando hasta hoy. Esa es la fuerza de un corazón que se atreve a elegir”.
El Papa fue más allá: invitó a la Iglesia entera a no servir al dinero ni a los propios intereses, sino a la justicia del Reino. Un llamado directo y sin adornos: la Iglesia no debe ser un refugio cómodo, sino un lugar de valentía y misión.

UN MENSAJE PARA UN MUNDO HERIDO
En un planeta marcado por guerras, desigualdad y un consumismo que aplasta, las palabras del Papa León XIV resonaron como un grito: “El mundo cambia si nosotros cambiamos”. La elección no es opcional: o se sirve al amor, o se sirve al egoísmo. O se imita a Clara y Francisco, o se cae en la trampa de la riqueza que no salva.
EL FINAL QUE ABRE CAMINO
Con tono solemne, el Papa cerró su catequesis pidiendo oraciones por los jóvenes y por la Iglesia entera, para que tengan el coraje de elegir a Dios. Y dejó una frase que encendió la plaza San Pedro:“El que no elige desespera. Que la Iglesia y los jóvenes elijan siempre servir al Reino de Dios”.
Comentarios