Las Cajas del Cielo: El Día en que el Pa’i Julio Llegó a Roma
- Canal Vida
- 8 ago
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El sacerdote paraguayo Julio César Duarte Ortellado podría convertirse en el segundo santo del país. Las cajas con toda la prueba de su vida de entrega y milagros ya están en el Vaticano. ¿Qué sigue ahora en su camino a los altares?

El aire de Carapeguá y Caazapá hoy huele a esperanza. Las cajas que guardan el alma escrita del siervo de Dios, padre Julio César Duarte Ortellado ya están en el corazón mismo de la Iglesia: el Dicasterio para las Causas de los Santos.
Allí, en los pasillos silenciosos donde se decide el destino eterno de los candidatos a los altares, reposan ahora 2.751 folios que narran la vida, virtudes y milagros de este sacerdote paraguayo que caminó hasta gastar sus sandalias por amor a su pueblo.

DE LA TIERRA ROJA A LA PLAZA DE SAN PEDRO
No fue un envío cualquiera. La documentación viajó bajo el resguardo de la valija diplomática de la Santa Sede, tras ser entregada por el obispo de Carapeguá, monseñor Celestino Ocampo, al nuncio apostólico, prelado Vincenzo Turturro.
Entre esos papeles están las voces de quienes lo conocieron, las pruebas históricas de su vida de entrega y la memoria viva de un pastor que murió a los 37 años, víctima de tifus, después de visitar a un soldado enfermo.
Su historia, iniciada aquel Jueves Santo de 1906 en Caazapá, es la de un sacerdote que no se quedó en los templos. Conocido como el sacerdote de los calzados polvorientos, el Pa’i Julio caminaba kilómetros para llegar a los más olvidados, llevando consuelo, fe y, muchas veces, la única palabra de esperanza que recibían.

UNA VIDA CORTA… PERO ARDIENTE
“El Pa’i Julio llevó una vida de austeridades voluntarias, de abnegaciones sin límites y de desprendimiento absoluto de todo lo material”, dice una de las actas. No buscó honores ni materiales de valor. Su riqueza eran los pobres, sus joyas, los enfermos; su trono, una silla de madera en la casa más humilde de la comunidad.
Entre los testimonios enviados a Roma hay relatos de curaciones atribuidas a su intercesión y de momentos en que su sola presencia traía paz a familias desgarradas por la pobreza y la enfermedad. No son leyendas: son recuerdos vivos que aún hoy se cuentan en Caazapá, Paraguarí y más allá.

EL CAMINO A LOS ALTARES
El proceso para su canonización comenzó en 2009 bajo el impulso de monseñor Celso Yegros, y en junio de 2025 se clausuró la fase diocesana. Ahora, en la etapa romana, teólogos, historiadores y peritos analizarán cada palabra, cada documento, cada prueba, buscando confirmar que su vida fue un reflejo de Cristo.
El actual postulador, fray Marcelo Enrique Méndez, ya llevó a buen puerto otras causas de santidad y confía en que el Pa’i Julio pueda convertirse en el segundo santo paraguayo.

UNA NACIÓN EN ORACIÓN
Desde que se anunció la llegada de las cajas al Vaticano, miles de fieles redoblaronsus oraciones. En Mbuyapey, Caazapá y Ybycuí se organizaron vigilias y rosarios. “La santidad es posible, y brota desde nuestra tierra”, repiten en cada misa, como un grito de fe que quiere atravesar el océano y llegar a la plaza de San Pedro.
Si es voluntad de Dios, el Paraguay pronto verá a uno de sus hijos en los altares, recordando que la verdadera grandeza se mide en pasos gastados y manos abiertas.
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