La oración que desafía al tiempo: dos mujeres de fe que conmueven al mundo
- Canal Vida
- 2 oct
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Dos mujeres centenarias conmueven al mundo con su secreto de longevidad: la oración. Sor Rosario, con 111 años, y Conchi, con 101, muestran que rezar transforma la vida. ¿Puede la fe realmente alargar los días? Descubrilo aquí.
En un mundo obsesionado con la eterna juventud y los secretos de la longevidad, dos historias estremecen y plantean una pregunta que muchos esquivan: ¿puede la oración ser la fuente de la vida larga y llena de alegría?
SOR ROSARIO: 111 AÑOS Y UN ROSARIO QUE ILUMINA SU SONRISA
En Santander, España, sor Rosario Soto —nacida en 1914— se convirtió en viral al recibir un sencillo rosario. “Es el mejor regalo que me pudiste traer”, dijo con una ternura que desarma. A sus 111 años, esta monja de las Esclavas del Sagrado Corazón demuestra que la fe no envejece.
Su secreto, según su propio testimonio: rezar, vivir en paz interior y confiar en María. Miles de usuarios en redes quedaron impactados: no fue un medicamento ni un suplemento milagroso, sino el rezo del rosario lo que le da sentido y fuerza a sus días.
CONCHI: 101 AÑOS DE VIDA Y UNA ORACIÓN QUE NUNCA CALLA
No muy lejos de allí, otra mujer desafía al tiempo: Conchi, de 101 años, reza cada mañana una oración compuesta por el padre Ignacio Larrañaga. Su lucidez sorprende a médicos y especialistas. Ella ofrece su día a Dios con palabras que piden paz, sabiduría y bondad. Su testimonio emociona: “Quiero que todos los que se acerquen a mí sientan tu presencia”.
¿LA ORACIÓN ALARGA LA VIDA?
La ciencia busca explicaciones biológicas, pero la Iglesia tiene otra respuesta: la oración no solo prolonga los días, les da sentido. Sor Rosario y Conchi muestran que la verdadera juventud brota del corazón que ama y se entrega.
Más allá de dietas y fórmulas, la fe sigue siendo el “secreto mejor guardado” de quienes desafían al tiempo: el diálogo íntimo con Dios, la sonrisa de la Virgen y el poder transformador del rosario.
Dos mujeres, dos vidas centenarias, una misma certeza: rezar puede cambiarlo todo, incluso la manera de envejecer.
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