El Papa reflexionó, en la audiencia general, sobre el discernimiento, la importancia de la libertad y advirtió que el "ser posesivo es enemigo del bien y mata el afecto".
“La posesividad es enemiga del bien y mata el afecto: los numerosos casos de violencia doméstica surgen casi siempre de la pretensión de poseer el afecto del otro, de la búsqueda de un absoluta seguridad que mata la libertad y asfixia la vida, convirtiéndola en un infierno", manifestó el Papa Francisco ante una multitud congregada el 7 de diciembre en el aula Pablo VI del Vaticano para participar de la audiencia general en la que continuó con el ciclo de catequesis dedicado al discernimiento que en esta oportunidad se centró en la confirmación de una buena elección.
El Pontífice explicó que el tiempo es un criterio fundamental “para reconocer la voz de Dios entre tantas otras voces”, ya que una de las características del buen espíritu “es que comunica una paz que perdura”.
CONFIRMACIÓN DE BONDAD
En primer lugar, el hecho de que una decisión sea considerada como “un posible signo de respuesta al amor y la generosidad que el Señor me tiene —afirmó el Santo Padre—, no surge del miedo sino de la gratitud por el bien recibido que mueve el corazón a vivir liberalmente la relación con el Señor”.
Otro signo importante es el hecho de “permanecer libres respecto a lo decidido, dispuestos a cuestionarlo nuevamente, incluso a desistir ante posibles negaciones, tratando de encontrar en ellas una posible enseñanza del Señor”. “Sólo Dios sabe lo que es verdaderamente bueno para nosotros”, subrayó el sucesor de Pedro.
Alocución del Papa Francisco.
“Solo podemos amar en libertad –prosiguió el Papa–, por eso el Señor nos creó libres, libres incluso para decirle que no”.
Al finalizar la catequesis reiteró que “lo que cuenta es que nuestra confianza esté puesta en el Señor del universo, que nos ama inmensamente y sabe que podemos construir con Él algo maravilloso, eterno”.