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Francisco, al lado de los pobres

El Papa desestructuró la Fundación Populorum Progressio para convertir un fondo homónimo que sea manejado directamente por el CELAM .De esa manera se evita la burocracia y se direcciona la ayuda a los más necesitados.
 

El 33 por ciento de la población de América Latina está por debajo de la línea de pobreza, o sea alrededor de 209 millones de personas, según un informe Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). (Fotografía: LightFieldStudios)


El Papa Francisco suprimió, del Discaterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, la Fundación Populorum Progressio y en su reemplazo creó un fondo homónimo que será manejado por el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) con el fin de "promover una mayor vinculación con las Iglesias locales" y hacer más efectivos los programas de desarrollo integral en las comunidades indígenas y afrodescendientes más olvidadas y pobres de América Latina.


“Los pobres no deben ser vistos como destinatarios de una obra de beneficencia, deben ser parte activa del discernimiento de las necesidades más urgentes.”

De esta manera el Santo Padre descentralizó la entidad para que la ayuda que brinda el Vaticano no tenga su centro en la Curia Romana ni burocracias, y sea destinada directamente a quienes la necesitan, por lo que el CELAM tendrá la tarea analizar los proyectos y llevar a cabo su realización. Asimismo, el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral conservará la responsabilidad de la administración del fondo, que estará vinculado al servicio de esta misión.


 
 


UNA HISTORIA A LA LUZ DE LA ENCÍCLICA

La entidad nació en 1969 promovida por Pablo VI en el marco del segundo aniversario de su Encíclica Populorum Progressio, con el objetivo de ayudar a los campesinos pobres y promover la reforma agraria, la justicia social y la paz en América Latina, según las directrices ofrecidas por los episcopados del continente.


En 1992 san Juan Pablo II pensó en una fundación, como "un gesto de amor de la Iglesia en solidaridad con los más abandonados y necesitados de protección, como son las poblaciones indígenas, mestizas y afroamericanas".


Treinta años después, la elección de Francisco se enmarcó en la reforma de la Curia Romana, que "encontró su expresión en la Praedicate Evangelium" y está dando lugar a "una serie de cambios necesarios".


 
 


LA MISMA MISIÓN, DISTINTO NOMBRE

Expresando su gratitud a quienes en los últimos 30 años trabajaron para la Fundación Populorum Progressio, "que ahora cambia de forma", Francisco subrayó que el nuevo Fondo "mantiene su misión y sigue siendo una obra de caridad del Papa".


Del mismo modo, señaló que "muchas familias en América Latina y el Caribe sobreviven en condiciones infrahumanas" y que el documento conclusivo de Aparecida habla de los excluidos, que "no son sólo 'explotados', sino 'excedentes', 'descartes'".


Y recordó que la asamblea eclesial del Continente, aún en desarrollo, "es una oportunidad para escuchar el grito de los pobres", mientras que el Sínodo sobre la Amazonía dio a conocer la "realidad de exclusión en que viven las comunidades indígenas y afrodescendientes".



INVOLUCRAR ACTIVAMENTE A LOS POBRES

El deseo del Papa es que "las iniciativas de solidaridad muestren que es posible cambiar, que la realidad no está bloqueada", y que, si se emprenden con sabiduría y coherencia, motiven a muchos.


Por ello, insistió en que los pobres deben participar en los proyectos que les conciernen.


“Los pobres no deben ser vistos como destinatarios de una obra de beneficencia, deben ser parte activa del discernimiento de las necesidades más urgentes”, subrayó.

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