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El templo de los sueños: la basílica donde se forjaron santos y leyendas

  • Foto del escritor: Canal Vida
    Canal Vida
  • 8 feb
  • 4 Min. de lectura
La catedral María Auxiliadora y San Carlos Borromeo es la obra salesiana más imponente de Argentina. En sus aulas estudiaron el beato Ceferino Namuncurá y Carlos Gardel. Con un majestuoso estilo románico lombardo, reliquias sagradas y un órgano monumental, este santuario es un faro de fe y educación que sigue inspirando a generaciones.
María Auxiliadora
María Auxiliadora recibe a los feligreses que visitan el santuario dedicado a ella y san Carlos Borromeo.

Ubicada en el corazón del barrio de Almagro, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la basílica María Auxiliadora y San Carlos Borromeo se erige como la obra salesiana más importante del país. Desde su inauguración en 1910, este imponente templo fue testigo de la fe de generaciones, de la formación de futuros santos y de la voz que inmortalizó el tango. En sus aulas estudiaron el beato Ceferino Namuncurá y el mismísimo Carlos Gardel, dos figuras que, desde distintos caminos, dejaron una huella imborrable en la historia argentina.


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Un proyecto de fe y esfuerzo colectivo

La historia de la basílica comenzó a finales del siglo XIX, cuando el templo de San Carlos Borromeo se volvió insuficiente para albergar a la creciente comunidad de fieles. Fue el padre José Vespignani, inspector salesiano, quien impulsó la construcción de una iglesia monumental, no solo para rendir homenaje a la Virgen María Auxiliadora, sino como un tributo a la educación y evangelización salesiana en Argentina.



El arquitecto Ernesto Vespignani, sacerdote salesiano y experto en el estilo románico lombardo, diseñó la basílica con una estructura imponente, coronada por una cúpula con una linterna que sostiene la imagen de María Auxiliadora.


La obra, financiada en gran parte por donaciones de fieles y rifas populares, fue inaugurada el 24 de mayo de 1910, coincidiendo con el centenario de la Revolución de Mayo y la festividad de la Virgen.

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Un tesoro artístico y espiritual

El interior de la basílica deslumbra con su riqueza ornamental. Sus columnas multicolores, mosaicos alemanes y esculturas fueron elaboradas por alumnos de la Escuela de Artes y Oficios salesiana. Pero quizás el mayor tesoro es su majestuoso órgano a tubos, uno de los más importantes del mundo, cuya resonancia acompañó la oración de generaciones.


Imponente órgano de tubo en la basílica catedral de Almagro.
Imponente órgano de tubo en la basílica catedral de Almagro.

Entre las reliquias más preciadas, la basílica resguarda una imagen de María Auxiliadora bendecida por Don Bosco en 1886, así como reliquias de san Carlos Borromeo, el patrono del templo, quien fue un ferviente reformador de la Iglesia y modelo de caridad.

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Santos, leyendas y fútbol en el patio del colegio

Dos figuras icónicas de la historia argentina compartieron un capítulo en este templo: Ceferino Namuncurá y Carlos Gardel. El actual beato, joven mapuche que soñaba con ser sacerdote, estudió en el colegio salesiano Pío IX y forjó su devoción en estas aulas. Gardel, por su parte, formó parte del coro de la iglesia y aprendió aquí los fundamentos del canto que luego lo convertirían en el "Zorzal Criollo".


Ceferino Namuncura
Imagen del beato, que esta acompañada con reliquias.

Ambos jóvenes, de orígenes distintos, compartieron la educación salesiana y, según cuentan, coincidieron en el equipo de fútbol del colegio. Ceferino, con su humildad y fe inquebrantable, y Gardel, con su talento nato y carisma, reflejan dos caminos que, desde el mismo lugar, alcanzaron la eternidad.


Placa en la fachada de la basílica, que recuerda que Carlos Gardel estudió en el Colegio Pío IX e integró el coro.
Placa en la fachada de la basílica, que recuerda que Carlos Gardel estudió en el Colegio Pío IX e integró el coro.
Salesianos: educadores del cuerpo y el alma

La presencia salesiana en Argentina se remonta a 1875, cuando los seguidores de san Juan Bosco llegaron al país con la misión de evangelizar a los jóvenes a través de la educación y el trabajo. Su método, basado en la razón, la religión y el amor, formó generaciones de niños y adolescentes, brindándoles un horizonte de esperanza.


Frente del Colegio Pío IX.
Frente del Colegio Pío IX.

Los salesianos crearon oratorios donde los jóvenes podían estudiar, jugar y recibir formación espiritual. En Buenos Aires, la basílica y los colegios Don Bosco y Pío IX son epicentros de esta obra, formando ciudadanos comprometidos con la fe y el bien común.

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María Auxiliadora: la patrona de los salesianos

San Juan Bosco tenía una devoción especial por María Auxiliadora, a quien consideraba protectora de su misión. Fue él quien instauró su advocación entre los salesianos, convencido de que "ella lo ha hecho todo". La imagen de la Virgen en la basílica es un recordatorio de su presencia maternal y del compromiso de la congregación con los más necesitados.



María Auxiliadora
María Auxiliadora
San Carlos Borromeo: un modelo de entrega

El otro patrono del templo, san Carlos Borromeo, fue un cardenal y arzobispo de Milán en el siglo XVI, clave en la reforma de la Iglesia tras el Concilio de Trento. Su vida fue un ejemplo de entrega a los pobres y enfermos, razón por la cual su figura acompaña la misión salesiana en este santuario.


San Carlos Borromeo.
San Carlos Borromeo.
Un faro de fe en Buenos Aires

Más de un siglo después de su inauguración, la basílica María Auxiliadora y San Carlos Borromeo sigue siendo un emblema de fe, educación y cultura en Argentina. Testigo de historias de santidad y talento, este templo sigue abriendo sus puertas para quienes buscan en la oración y la educación un camino de esperanza.

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