EL PAPA QUE LLORÓ ANTE LA TUMBA DE FRANCISCO: LA ORACIÓN QUE CONMOVIÓ A ROMA
- Canal Vida
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En un silencio que estremeció a Roma, León XIV se arrodilló ante la tumba de Francisco en la basílica de Santa María la Mayor. Una oración íntima, una promesa eterna y el símbolo más profundo de continuidad y fe.

El 3 de noviembre, el silencio envolvió la basílica de Santa María la Mayor. Bajo la luz tenue de las lámparas, el Papa León XIV se arrodilló ante la tumba de su predecesor, Francisco, el pontífice que cambió la historia moderna de la Iglesia y falleció meses atrás tras abrir la Puerta Santa del Jubileo.
Durante varios minutos, el nuevo Papa permaneció en oración profunda, sin cámaras, sin discursos. Solo el murmullo de un corazón que hablaba con otro, más allá del tiempo. Luego, elevó la mirada hacia la imagen de la Virgen Salus Populi Romani, aquella que Francisco visitaba antes y después de cada viaje, como una madre que custodia a sus hijos.

UN LEGADO QUE SIGUE VIVO
Horas antes, León XIV había celebrado una misa solemne en San Pedro por el alma del Papa Francisco, recordando sus palabras y su “esperanza pascual”. En su homilía, dijo con voz quebrada: “El amado Francisco condujo a muchos hacia la justicia… hoy, su ejemplo ilumina mi propio camino”.
La escena, cargada de emoción, fue descrita por testigos como “uno de los momentos más humanos y sagrados del nuevo pontificado”.

DE RODILLAS ANTE LA MADRE Y EL AMIGO
Tras su oración, partió hacia Castel Gandolfo, pero dejó en el aire el eco de su plegaria: “Gracias por haber abierto las puertas del cielo antes que nosotros”.
Roma entera lo sintió: fue más que un gesto protocolar… fue una despedida entre santos vivos y santos eternos.





