El Papa: “Dios es sencillo y se revela a los sencillos”
- Canal Vida
- 27 sept
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La Plaza de San Pedro vibró con una catequesis jubilar que conmovió a 35.000 peregrinos. León XIV habló de intuición, esperanza y del valor de hacerse pequeños para descubrir el Reino de Dios.

El Papa volvió a sorprender con una catequesis que no dejó indiferente a nadie. Frente a miles de fieles en la plaza de San Pedro, en el marco del Año Jubilar, el Pontífice recordó que la esperanza no es una idea abstracta, sino una fuerza que se alimenta de los corazones humildes. “El Jubileo nos hace peregrinos de esperanza, porque intuimos que la tierra y nuestras vidas necesitan renovación”, proclamó.
En un mundo atrapado por el ruido y la soberbia, advirtió: “A menudo, las personas instruidas intuyen poco, porque presumen de saber. Pero los sencillos —los que aún dejan espacio a Dios en su corazón— poseen el sensus fidei, un sexto sentido para lo divino”.

SAN AMBROSIO: UN OBISPO ELEGIDO POR EL PUEBLO
La catequesis tomó un giro histórico cuando Santo Padre recordó el episodio de san Ambrosio. “La Iglesia estaba dividida y, en medio del tumulto, un niño gritó: ¡Ambrosio obispo!”, narró con dramatismo. Esa voz inocente, continuó, “fue intuición pura del pueblo de Dios, que reconoció la llamada antes de que el propio Ambrosio lo entendiera”.
El Obispo de Roma lo presentó como símbolo de cómo Dios guía a su Iglesia a través de los pequeños, los sencillos, los que intuyen antes que los sabios. “Ambrosio huyó al principio, pero al final comprendió que era la voz de Dios”, recordó.

EL LLAMADO A SER CRISTIANOS EN LA VIDA COTIDIANA
Con tono vibrante, lanzó una exhortación que retumbó en la plaza: “¿Eres mamá, eres papá? Hazte cristiano como mamá y papá. ¿Eres empresario, profesor, trabajador, sacerdote, religiosa? Hazte cristiano en tu camino”.
No se trataba solo de palabras piadosas: el Papa remarcó que el pueblo tiene un olfato espiritual y “sabe reconocer si realmente vivimos como cristianos”. Esa intuición, dijo, no es un privilegio de pocos, sino un don que Dios concede a los humildes para corregirnos y guiarnos hacia Jesús.

EL MENSAJE CENTRAL: DIOS ES SENCILLO
La frase que quedará grabada en la memoria de los presentes fue contundente: “Dios es sencillo y se revela a los sencillos”. Para León XIV, esa es la clave del Jubileo: abandonar la arrogancia, recuperar la pequeñez evangélica y abrirse a la voz de Dios que habla en lo oculto.
El sucesor de Pedro concluyó con una advertencia cargada de emoción: “Si a veces nos parece que el mundo está en tinieblas, recordemos que los pequeños tienen la nariz para oler el Reino que viene. ¡Hagámonos pequeños para servir los sueños de Dios!”.

UNA PLAZA CONVERTIDA EN CLAMOR
Los miles de catequistas presentes, llegados de todas partes del mundo, estallaron en aplausos cuando León XIV extendió sus manos y bendijo especialmente a los niños. En ese gesto, sencillo pero potente, se resumió el núcleo de la catequesis: el Reino pertenece a los que saben hacerse pequeños.
El eco de sus palabras resonará en el corazón de la Iglesia: un llamado a vivir la fe con la intuición de los sencillos, con la esperanza de los que aún creen que Dios puede cambiarlo todo.
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