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El Papa apareció de nuevo y bendijo a 40.000 almas: “¡Feliz Semana Santa!”

  • Foto del escritor: Canal Vida
    Canal Vida
  • 13 abr
  • 2 Min. de lectura
El Pontífice volvió a sorprender con una nueva aparición inesperada. Esta vez fue al final de la Misa del Domingo de Ramos, saludando a miles de fieles en la plaza San Pedro. No celebró, pero sí conmovió. Su homilía, leída por el cardenal Sandri, encendió el mensaje central: llevar no solo nuestras cruces… sino también las ajenas.
Papa Francisco
El Papa saluda a la multitud que se congregó en la plaza San Pedro para participar de la celebración del Domingo de Ramos.

Una vez más, y contra todo pronóstico, el Papa Francisco reapareció. No estaba en el altar. No tomó el micrófono. Pero bastó su presencia, su gesto, su bendición. En el cierre de la celebración del Domingo de Ramos, cuando ya se creía que todo había terminado, el Pontífice emergió desde la parvis y exclamó:“¡Feliz Domingo de Ramos y feliz Semana Santa!”.


 “La cruz no es un adorno. Es un lugar de encuentro. No se lleva solo la nuestra… también la del otro.” (Papa Francisco)

El eco de su saludo fue absorbido por 40.000 fieles que lo aclamaron entre lágrimas, celulares en alto y ramos de olivo agitados como en tiempos de Jerusalén. Francisco, vestido de blanco, sonrió, extendió sus manos con dificultad y saludó durante diez intensos minutos. Otra aparición sorpresiva que se suma a sus recientes visitas a la basílica vaticana y a la Salus Populi Romani.

Pedro Kriskovich
CARGAR LA CRUZ DEL PRÓJIMO

La misa fue presidida por el cardenal Leonardo Sandri, delegado por el Papa debido a su convalecencia, pero no fue una ceremonia más. La homilía de Francisco, leída con solemnidad, fue un grito espiritual.


Domingo de Ramos
Olivos y fieles: muestra de amor al Señor en este Domingo de Ramos. (Fotografía: Vatican Media)

El Pontífice nos habló —aunque sin estar físicamente en el altar— con la fuerza de Simón de Cirene, ese extraño que no prometió nada, pero cargó la cruz de Jesús. “Pedro dijo, pero no hizo. Simón no dijo nada… pero la llevó”, sentenció el texto papal.


“Llevar la cruz no al cuello, sino en el corazón. No solo la tuya. También la del otro”. (Papa Francisco)

Y allí radicó el centro del mensaje: “La cruz no es un adorno. Es un lugar de encuentro. No se lleva solo la nuestra… también la del otro”.


Domingo de Ramos
El cardenal Leonardo Sandri ofició la ceremonia. (Fotografía: Vatican Media)
CAMINAR AL LADO DEL NECESITADO

La plaza, vestida con más de 200.000 ramas de olivo y 150 palmas, fue escenario de un llamado a la compasión, no solo a la contemplación.


Francisco, desde su fragilidad, nos pidió caminar con quienes ya no pueden más. Ser cireneos modernos. Levantar al caído, sostener al agotado.


Papa Francisco Domingo de Ramos
Francisco, un pastor con heridas, pero fiel a su pueblo. (Fotografía: Vatican Media)

En medio de un clima sombrío y nublado, la luz vino desde él, que sigue sin recuperar del todo la salud, pero aparece donde menos se lo espera.


Esa, tal vez, sea su manera más pura de evangelizar: en silencio, con presencia, como Cristo mismo en Getsemaní.


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